“Dios le dijo a Abram: “Vete de tu tierra, de tu lugar de nacimiento, y de la casa de tu padre, a la Tierra que te voy a revelar’” (Génesis 12:1).
¿Quién eres? ¿Has reflexionado alguna vez acerca de cuál es tu verdadera esencia? Cuando alguien te llama por tu nombre, ¿a qué se refiere? ¿Acaso se refieren a tu buena apariencia, a tu ropa de diseño o tal vez a tu trabajo, a tu cargo de prestigio?
Rebe Najman enseña: “La esencia principal del hombre – eso que el hombre llama ‘yo’ – es el alma. Ella es la esencia que es
eterna” (Likutey Moharan I, 22:5).
Las palabras Lej Leja significan literalmente “Ve a ti mismo”. Con estas palabras, Dios le enseñó a Abraham a convertirse en
el padre espiritual de nuestro pueblo. Para crecer y florecer espiritualmente, necesitamos hacer un viaje hacia el interior para descubrirnos a nosotros mismos.
Rebe Najman enseña: “La esencia principal del hombre – eso que el hombre llama ‘yo’ – es el alma. Ella es la esencia que es eterna” (Likutey Moharan I, 22:5).
Y entonces empezamos a crecer y a discernir y comprender nuestra propia naturaleza espiritual personal. ¿Cuál es mi ADN espiritual? ¿Cuáles son mis puntos fuertes y cómo me conecto personalmente con Dios?
Nuestras almas son eternas; son una porción de Dios en lo alto y son nuestra verdadera realidad. Cuando somos capaces de sintonizar con la porción que a cada uno de nosotros se le dio específicamente, y de estar atentos a sus necesidades espirituales, podemos empezar a crecer y conectarnos con nuestro verdadero yo.
¿Qué nos detiene? ¿Cuál es la fuente de nuestra distracción y desconexión?
El versículo dice: “Vete… de tu tierra, de tu lugar de nacimiento y de la casa de tu padre”.
Vivimos en un planeta secular. Por un lado, nuestra sociedad promueve todo tipo de placeres y deseos superficiales. Además de estos, la sociedad fomenta falsas creencias y actitudes, redefiniendo cosas tales como el verdadero éxito y la necesidad de honor personal y los honores. Para encontrarnos realmente a nosotros mismos, debemos despojarnos de actitudes que no tienen su origen en la de la Torá y que nos alejan y desconectan de nuestro verdadero yo.
Nuestra educación también ejerce una enorme influencia en lo que somos. Desde la cuna hasta la tumba, nuestras familias afectan nuestra perspectiva y objetivos.
La Torá nos enseña que, en última instancia, nosotros somos los únicos que podemos descubrir nuestro verdadero camino espiritual. Y sólo una vez que una vez que nos demos cuenta de ello, podremos comenzar nuestro viaje espiritual.
Rebe Najman añade que podemos encontrar ayuda y apoyo en nuestra búsqueda si nos tomamos el tiempo para hablar con Dios a diario. La hitbodedut nos ofrece una maravillosa oportunidad para evaluar hacia dónde vamos, hasta dónde hemos llegado, y las mejores maneras de encontrar nuestro verdadero ser espiritual.
El versículo concluye diciendo: “a la Tierra que te revelaré”.
Si somos obstinados y persistentes en nuestra búsqueda de la verdad, Dios ciertamente nos llevará a la Tierra Prometida.
Basado en Likutey Halajot Pesaj 9, e Hiljot Guenevá 8:7-8