“Itzjak no reconoció a Yaakov porque los brazos de Yaakov eran tan peludos como los de su hermano Esav…” (Génesis 27:23).
La misma pregunta de siempre: ¿Cómo fue que Itzjak Avinu (nuestro Patriarca) se equivocó al pensar que Esav era digno de una gran bendición? Incluso si concedemos que Esav lo engañó haciéndole creer que él, Esav, era un tzadik, ¿cómo pudo Itzjak Avinu no darse cuenta de que Yaakov Avinu era un tzadik más grande que él? Por lo menos debería haber bendecido intencionalmente a Yaakov Avinu primero.
Rabi Noson escribe que Itzjak Avinu era claramente consciente de los talentos únicos de sus hijos. Yaakov era más espiritual -sin pretensiones, meditabundo, estudioso. Esav, tal como su nombre lo implica, era un hacedor, lanzándose a cualquier tipo de actividad física/material con gusto. Las artimañas de Esav pretendían hacerle creer a Itzjak Avinu que Esav estaba interesado en el verdadero objetivo de la vida, alcanzar daat (conciencia de Dios), y que amaba a los que perseguían la daat (conciencia espiritual).
De hecho, a Esav le convenía dedicarse a lo material. Si hubiera querido, podría haber sido un vehículo para lo santo y lo sagrado. Pero había un ingrediente necesario: Tenía que amar a su hermano, Yaakov. Esav estaba hecho para apoyar a Yaakov Avinu. Si hubiera estado dispuesto, habría hecho por Yaakov Avinu lo que Zevulun hizo por Yissajar, es decir, trabajar todos sus días para traer a casa un sueldo que compartir con su hermano.
Este, escribe Rabi Noson, es el propósito de la “gente común” judía, aquellos que no están totalmente inmersos en el estudio de la Torá y la plegaria, o los así llamados “talmidei jajamim”. Deberían invertir todas sus energías en ganarse la vida y apoyar a los talmidei jajamim, para que estos puedan dedicarse a la Torá y a la plegaira sin preocupaciones.
Así que, aunque Itzjak Avinu era extremadamente inteligente y sabio, Esav era el hijo de Itzjak y Rivka, así como el sobrino del maestro de las argucias, Lavan. Y Esav se las arregló para idear un plan para engañar a su padre. Esav fingió generosidad en asuntos relacionados con la comida. Como enseña Rabi Najman en otra instancia, el nivel de anhelo de Dios puede aumentar enormemente cuando se come -si se sabe comer- y cuando se da caridad. Cuando Esav le dio comida a su padre, Itzjak Avinu pensó que Esav estaba avanzando en la búsqueda de daat. La triste realidad es que Esav, por sus propios fines egoístas, estaba manipulando a su padre para conseguir la bendición de la riqueza material.
Y Esav habría tenido éxito, si no fuera por nuestra matriarca, Rivka. Ella sabía que él era un canalla sin escrúpulos. Así que persuadió a Yaakov Avinu para que utilizara algunos trucos propios para obtener las bendiciones. ¿Por qué era necesario el engaño?
En la raíz de su ser, el judío está extremadamente alejado del sustento material. Así es. Si Yaakov Avinu hubiera ido como él mismo a pedir prosperidad material, Itzjak Avinu se habría negado. “No deberías pensar en el dinero en absoluto. Concéntrate en la Torá y en la plegaria. Los demás te apoyarán”. Debido a su naturaleza extremadamente espiritual, los judíos sólo pueden recibir bendiciones materiales y prosperidad si realizan algún juego de manos kosher. ¿Cuál podría ser? “Rivka tomó la ropa de Esav, su hijo mayor, … y vistió con ella a su hijo menor Yaakov” (Génesis 27:15).
Lo que sucede es que Itzjak Avinu estaba muy adelantado a su tiempo. Él quería que el mundo ya funcionara a su nivel de daat, con un intenso nivel de deseo y conciencia de la presencia de Dios y su participación en los asuntos humanos. Sin embargo, en ese momento de la historia, la humanidad aún no se había liberado de las maldiciones recibidas por el pecado de comer del Árbol del Conocimiento. Así que Esav y los suyos, en lugar de amar a los talmidei jajamim, los odiaban y querían el éxito material sólo para su propia gratificación.
Llegará el momento en que cada judío se dedicará plena y exclusivamente a la Torá y a la oración. En ese momento no tendremos que mover un dedo para obtener el sustento. Hasta entonces tenemos que disfrazarnos a veces y llevar esas ropas peludas y rasposas para ganar honestamente lo que necesitamos a fin de alimentar nuestro verdadero ser.
Basado en Likutey Halajot, Areiv 3:20-23
*De la raíz asé- hacer, fabricar.