Todos queremos y necesitamos cosas diferentes. A veces, esas cosas son espirituales, como sentir cercanía con Dios o trabajar en nuestros propios rasgos de carácter. A veces, son necesidades físicas, como un coche que funcione, una casa a un precio razonable y cosas por el estilo. Sea lo que sea que necesitemos, Rabi Noson enseña que la plegaria es la manera de atraer una manifestación o “nacimiento” de estas bendiciones en nuestras vidas. Pero ¿verdad que suena demasiado fácil? La verdad es que no. Para poder rezar por lo que necesitamos y recibir realmente estas bendiciones, primero debemos tener emuná (fe) en la capacidad de Dios para concedernos estas bendiciones – y también creer que en Su gran compasión, Dios escucha atentamente y responde a todas nuestras plegarias.
Rabi Noson enseña que la plegaria es la manera de atraer una manifestación o “nacimiento” de estas bendiciones en nuestras vidas. Pero ¿verdad que suena demasiado fácil? La verdad es que no. Para poder rezar por lo que necesitamos y recibir realmente estas bendiciones, primero debemos tener emuná (fe) en la capacidad de Dios para concedernos estas bendiciones
Según el Shulján Aruj (Código de la Ley Judía), el primogénito recibe una porción doble de la herencia de sus padres. Rabi Noson explica que, místicamente, el concepto de “primogénito” se refiere a provocar el nacimiento de algo nuevo. Como hemos visto, la plegaria es la fuente de todas las bendiciones/novedades en este mundo. La doble porción del primogénito refleja los dos componentes de la plegaria: alabar a Dios y pedir por nuestras necesidades. La medida de fe que tengamos en que nuestras plegarias serán aceptadas por Dios determinará los frutos que den las mismas; por lo tanto, debemos reconocer la gran compasión de Dios antes de pedir. Pero, en realidad, no es hasta que hemos rezado sinceramente por algo y se nos ha concedido nuestra petición que podemos empezar a desarrollar una verdadera fe en la plegaria. La nueva confianza en nuestras plegarias futuras estará arraigada para siempre en esa plegaria original del “primogénito”. Por eso es que el primogénito recibe la doble porción para que tenga éxito.
Los primogénitos de Egipto representan la fuerza espiritual opuesta, o sea, el bloqueo de la plegaria. Su misión es convencernos de que incluso una vez que hayamos tenido éxito con nuestras plegarias y estemos dispuestos a vivir una vida de emuná, olvidaremos e incluso negaremos las bendiciones de Dios. En Egipto, su fuerza era tan potente que abrumaba las plegarias judías.
Después de todas las plagas, el Faraón se negó a rendirse hasta que Dios mató a los primogénitos de Egipto. De ese modo, las plegarias judías de aquellos amargos años de exilio fueron liberadas y finalmente fuimos redimidos. Siempre recordamos la redención de Egipto antes de recitar la Amidá, recordando que sí, que nuestras plegarias sí han sido escuchadas antes. ¡Que ocurra una vez más! Amén.
Basado en Likutey Halajot, Hiljot Najlot 4