Una vez, Rabi Levi Itzjak de Berdichov fue de viaje para recoger dinero para casar a una chica huérfana. En su viaje, llegó a una posada donde un grupo de pecadores estaban jugando a las cartas. Cuando Rabi Levi Yitzchak les pidió caridad para ayudar a la joven novia, ellos empezaron a burlarse de él y le preguntaron qué obtendrían como recompensa por la mitzvá.
“¡El Olam Haba – el Mundo Venidero!”, les respondió.
Uno de ellos en particular se burló mucho y dijo: “¡Qué me importa! ¡Si de todos modos, no hay ningún lugar esperándome allí!”. Y como para añadir sal a la herida, le dijo a Rabí Levi Yitzchak: “¡Pero te daré todo el dinero que necesitas para su dote si me vendes tu Olam Haba!”.
Cuando Rabi Levi Yitzchak les pidió caridad para ayudar a la joven novia, ellos empezaron a burlarse de él y le preguntaron qué obtendrían como recompensa por la mitzvá.
“¡El Olam Haba – el Mundo Venidero!”, les respondió.
Rabí Levi Yitzchak aprovechó inmediatamente la oportunidad y redactó un contrato. El hombre, muy sorprendido, aceptó y firmó, dándole al Rabino todo el dinero necesario para llevar a cabo la boda.
Cuando el hombre regresó a su casa, comenzó a reírse de lo que consideraba una transacción tonta. Su mujer le preguntó qué había pasado, y cuando se lo contó, ella se puso blanca como un papel. “¿Tu Olam Haba?”, le gritó. “Lo poco que tienes, ¿has renunciado a él?”. Después de una acalorada discusión, obligó a su marido, muy en contra de su voluntad, a volver al Rabí Levi Yitzchak a pedirle que anulara el contrato.
Rabí Levi Yitzchak, por supuesto, se negó al principio. El hombre suplicó, pero Rabí Levi Itzjak insistió en su negativa. Finalmente, el hombre suplicó: “¡Puede quedarse con todo el dinero, pero por favor, por favor, devuélvame mi porción en el Mundo Venidero!”. Rabí Levi Itzjak aceptó entonces.
Con el contrato anulado, el hombre le preguntó a Rabí Levi Itzjak cuánta porción tenía él, el hombre, en el mundo futuro. Rabí Levi Itzjak respondió: “Cuando me vendiste tu porción por primera vez, realmente no valía mucho. Pero ahora que has donado esa suma para casar a una joven huérfana, ¡ahora tu porción es muy pero muy grande!”
De “Más bendito es dar: Rebe Najman sobre la caridad”