En Parshat Vaetjanán, Moshe dice que en el futuro, el pueblo judío irá al exilio y servirá a dioses hechos por el hombre. Estos serán dioses de madera y piedra, dioses que no pueden ver, comer, oír u oler.
¿Qué son estos dioses? Hoy en día no son necesariamente ídolos de madera o de piedra. Estos dioses son las cosas que se interponen en nuestra relación con Hashem, las cosas a las que nos dirigimos primero. El dinero, el estatus, el deseo físico, la ira, la envidia. Cualquier cosa que se apodere de nuestra mente y nuestro corazón puede convertirse en una especie de dios.
¿Qué son estos dioses? Hoy en día no son necesariamente ídolos de madera o de piedra. Estos dioses son las cosas que se interponen en nuestra relación con Hashem, las cosas a las que nos dirigimos primero. El dinero, el estatus, el deseo físico, la ira, la envidia…
Moshe Rabeinu continúa diciéndole al pueblo judío que entonces buscarán al Único y Verdadero Dios desde cualquier lugar en el que se encuentren. Y que si Lo buscan con todo su corazón y su alma, entonces Lo encontrarán y los otros dioses se desvanecerán.
El Baal Shem Tov dice que, dondequiera que estemos, sin importar el lugar, podemos empezar a buscar a Hashem ahora mismo. No importa en qué creas, en qué estés involucrado, qué relaciones tengas: debes saber que puedes buscar al Dios Único y Verdadero desde el lugar en el que te encuentres. Y si buscas con honestidad y anhelo, Lo encontrarás.
Hay algo especial en el exilio, incluido nuestro exilio personal. En cierto modo, el exilio es más propicio para acercarse a Hashem que vivir en una situación perfecta. Cuando estamos en el exilio, sentimos disonancia. Sabemos que nos falta algo. Algo no anda bien. Esto puede impulsarnos a rechazar los dioses que tenemos en nuestra vida, y a buscar sólo al Único y Verdadero Dios-Hashem.
Que tengas un día en el que empieces a buscar a Hashem, no importa dónde estés exiliado.