En Parshat Vaieshev, Yosef fue arrojado a un pozo por sus hermanos. La Torá nos dice que el pozo estaba vacío y que no tenía agua. Rashi explica que, aunque la fosa estaba vacía de agua, estaba llena de serpientes y escorpiones.
Las serpientes y los escorpiones son criaturas venenosas. Muchas especies son capaces de causar heridas graves e incluso la muerte, Dios no lo quiera. Se entiende: son criaturas muy peligrosas. Sin embargo, el sagrado Libro del Zohar dice que es mejor caer en un pozo lleno de serpientes y escorpiones que caer en manos del enemigo. Hoy en día, aunque de vez en cuando nos enfrentamos a peligros reales, la mayoría de nuestros enemigos se limitan a proferir insultos. Entonces, ¿cómo puede ser que sea mejor que uno sea arrojado a un pozo de serpientes y escorpiones que tener que lidiar con el enemigo?
Reb Noson se pregunta esto mismo y nos ofrece una explicación. En primer lugar, debemos entender que hay dos tipos de sufrimiento. El primer tipo de sufrimiento está simbolizado por el pozo lleno de serpientes y escorpiones. Puede tratarse de un desastre natural, una enfermedad u otra catástrofe “natural”. Comprendemos fácilmente que este tipo de sufrimiento proviene de la Mano de Hashem. Como entendemos la conexión, es más probable que busquemos un mensaje en este tipo de sufrimiento. De hecho, este tipo de sufrimiento puede sacar a la superficie lo mejor de cada persona. A menudo, vemos que la gente supera este tipo de problemas con gran fortaleza y gran ajdut (unión).
En primer lugar, debemos entender que hay dos tipos de sufrimiento. El primer tipo de sufrimiento está simbolizado por el pozo lleno de serpientes y escorpiones. Puede tratarse de un desastre natural, una enfermedad u otra catástrofe “natural”.
El otro tipo de sufrimiento es caer en manos de nuestros enemigos. Este es el sufrimiento causado por las personas. Cuando sufrimos porque alguien nos ha hecho daño, ya sea insultándonos, hablando lashon hara (chismes) de nosotros, planeando o conspirando de alguna manera contra nosotros -Dios no lo quiera-, este sufrimiento es muy, muy grande. Con este tipo de sufrimiento vienen los pensamientos acelerados y la angustia. Por mucho que entendamos que todo proviene de Hashem, por mucho que intelectualmente sepamos que esto también proviene de Hashem, es muy difícil no sentirse heridos.
La persona que nos causa daño tiene libre albedrío. Podría elegir no hacernos daño. Sin embargo, procede a hacernos daño. Es aún peor si se trata de amigos íntimos o colegas. Nos obsesionamos, pensando una y otra vez: ¿Por qué le caigo mal? ¿Qué he hecho para merecer esto? No podemos dormir, damos vueltas en la cama. Es muy angustiante. Cuando estamos envueltos en pensamientos como estos, Reb Noson explica que podemos olvidarnos de Hashem. Ni siquiera nos sentimos conectados con Él (Dios no lo quiera) porque estamos muy ocupados preocupándonos por la otra persona. Esto, dice Rabi Noson, es un sufrimiento muchísimo mayor que las serpientes y los escorpiones. Este sufrimiento nos aleja de Hashem. Pero no tiene por qué ser así.
Podemos, tal como recomienda El Rebe Najman, seguir tratando a esa persona con respeto y amabilidad. Podemos ser fuertes y recordarnos a nosotros mismos que debemos recurrir a Hashem en medio de este sufrimiento, o de cualquier otro tipo de sufrimiento. Podemos pedirle a Dios que nos alivie del dolor. Podemos recordar que, pase lo que pase, Hashem siempre está con nosotros.
Que tengas un día de relaciones positivas sin ningún tipo de sufrimiento.