Reír o llorar

Nada de preocupaciones; solamente horas de relajación y diversión

Cuando pienso en el verano, me imagino a la gente reclinándose en las doradas playas, dejando que las refrescantes olas de mar les cubran los pies. Nada de preocupaciones; solamente horas de relajación y diversión.

El calendario judío es nuestra brújula espiritual. Es el que nos señala la dirección que debemos tomar. Y con el comienzo del verano, llegan las Tres Semanas, impactando nuestros planes veraniegos. ¿Acaso el calendario judío es antisemita? Este es un tema que siempre me molestó, ¡especialmente en el verano!

Nuestros Sabios establecen una conexión muy interesante. Ellos nos enseñan que la gallina pone el huevo después de 21 días. Del mismo modo, el árbol de luz (comúnmente traducido como almendro) tarda 21 días desde el momento en que florece hasta que el fruto madura (veáse Bejorot 8ª). El Rebe Najman explica que estos 21 días aluden a las Tres Semanas. Hay un período de 21 días de incubación previo al renacimiento. Es por eso que el hueso llamado luz de la columna vertebral permanece en la tumba una vez que el resto del cuerpo se ha desintegrado y a partir de ese hueso el cuerpo será reconstruido cuando llegue el momento de la Resurrección de los Muertos. Del mismo modo, comer el huevo en la última comida antes del ayuno de Tishá BeAv simboliza el renacimiento que sentiremos ese día, tal como se sabe, que el Mashíaj nacerá en Tishá BeAv y ese día finalmente se transformará en una festividad (véase Likutey Moharán II 85:2).

El cuerpo será reconstruido cuando llegue el momento de la Resurrección de los Muertos

Pero hay algo muy extraño en todo este proceso. Por un lado, el hueso de luz simboliza el futuro renacimiento, pero entonces ¿por qué madura después de 21 días, que representan el luto y la tristeza (y la restricción de las actividades semanales de todos nosotros)? ¿Y por qué ese mismo huevo que comemos en la seudá mafskeket antes de Tishá BeAv también simboliza el nacimiento? Como se suele decir: “¿Tenemos que reír o llorar?”

Podemos responder a este enigma y resolver los tiempos del calendario judío examinando un huevo kasher. La señal del huevo kasher es que tiene un extremo redondo y el otro puntiagudo. Dijo Isaías: “Él hizo mi boca como una espada filosa” (Isaías 49:2). El lado puntiagudo corresponde a los momentos en que experimentamos mucha alegría y regocijo. Nos reímos y gritamos con la boca. Pero también está “el otro lado”, el lado redondo, en que el huevo representa el ciclo de vida humano, que es la razón por la cual el huevo es la comida tradicional de las personas que guardan luto.

El huevo kasher es el símbolo de una vida sana. Cuando éramos pequeños, la vida era solamente un montón de aventuras y diversión. Por desgracia, a medida que fuimos madurando, las tragedias y las dificultades de la vida nos hicieron pensar solamente en escaparnos. Pero la verdadera actitud de vida judía es entender que estamos aquí para un propósito. Dios constantemente está acercando al mundo a su rectificación. Cuando logramos entender que este es un proceso difícil, pero que al final merecemos un renacimiento espiritual, las dificultades se mitigan con esa increíble sensación de consuelo y cercanía con Dios.

Imagínate la alegría que siente una madre después de nueve meses de embarazo y parto, cuando finalmente sostiene a su hijo en sus brazos. Con nuestra emuná (fe) podemos sentir este consuelo incluso ahora, durante las Tres Semanas, y también a lo largo de los desafíos que nos trae la vida. El contraste entre las vacaciones de verano y los tiempos del calendario judío crean ese sentimiento necesario para participar de este proceso. El huevo que se come la víspera de Tishá BeAv nos recuerda que incluso en el momento de más dificultades, la redención ya está en camino.

 

Basado en Likutey Halajot Beitzim 5