Qué hacer con la frustración – Jukat (¡No golpees una roca!)


En la Parasha Jukat, la Torá nos cuenta que los judíos exigieron agua para beber en el desierto. Sus intensas quejas molestaron a Moshé Rebeinu, quien reaccionó por su frustración y golpeó una roca, de la que brotó agua. Él no pidió ni suplicó; no Le pidió a Hashem, sino que golpeó la roca y exigió agua.

 

Reb Noson explica que exigir es una especie de robo, incluso de hurto. Porque cuando una persona exige, está tratando de tomar algo por la fuerza. Forzar un asunto siempre lleva al error. Incluso si conseguimos lo que queremos, seguirán los contratiempos y los errores (y a menudo los sentimientos heridos). Relaciones rotas, situaciones complicadas, pérdida de dinero – todo esto es resultado de forzar las cosas.

 

Rebe Najman nos dice que la persona necesita cultivar la paciencia. Porque si no tiene paciencia, no importa cuánto crea en Hashem, no va a tener verdadera emuná. Por el contrario, la persona con emuná sabe: si necesitas algo, si quieres algo, la única dirección a la que debes acudir es Hashem.

 

¿Cómo se llega a esa dirección? La persona necesita hacer un viaje psicoespiritual. En este viaje, dirígete a Hashem internamente, volcando tu mente y tu corazón hacia Él. Una vez que hagas el intento, te darás cuenta de que no sólo es posible, sino que Hashem desea tanto que te vuelvas a Él, que te ayudará. Habla con Él. Suplícale. Pídele que te ayude a entender. Pídele que te ayude a que las cosas sean diferentes.

 

¿Y qué hacer si te parece que no pasa nada? Incluso si tu situación material no cambia exactamente como deseas, puedes pedirle a Hashem que te ayude a entender por qué tu situación es tan difícil. Incluso si no obtienes el entendimiento que esperabas, puedes fortalecer tu emuná y bitajón, ganando así valiosas fortalezas espirituales que te servirán durante toda tu vida (con todos sus altibajos).

 

Empezarás recordando a mitad de un episodio personal de “golpe de roca” que te olvidaste de recurrir a Hashem, y te volverás a Él en ese momento. La próxima vez, será más rápido y fácil. Y con el tiempo, si Dios quiere, te volverás a Hashem en el momento en el que sientas frustración, confusión o dolor.  Entonces verás, si no milagros, por lo menos, que tu situación ha sido para bien.

 

¡Que tengas un día en el que te vuelvas a Hashem en cada oportunidad!