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¡Nunca pierdas la esperanza!

Autor: Yehudis Golshevsky
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La jasidut de Breslov se apoya en algo mucho más profundo que simplemente evitar lo negativo…

¡Nunca pierdas la esperanza!, declaró el Rebe Najman. Pero ¿acaso basta con no caer en la desesperación? La jasidut de Breslov se apoya en algo mucho más profundo que simplemente evitar lo negativo… se supone que debemos aferrarnos bien fuerte al poder de la esperanza. Por medio de la confianza y la esperanza, es posible no caer jamás en la desesperación.

De hecho, es nuestro deber ser, tal como decía el Reb Noson, “prisioneros de esperanza”, aferrándonos a su fuerza vital no importa lo que pase. El Reb Najman de Tulchin solía decir: “Cuando vayamos al Cielo, nos van a preguntar no sólo si anhelamos la Redención General, sino si también esperábamos la luz de la redención de cada uno de nuestros dolores y desafíos personales”.

El Reb Najman de Tulchin solía decir: “Cuando vayamos al Cielo, nos van a preguntar no sólo si anhelamos la Redención General, sino si también esperábamos la luz de la redención de cada uno de nuestros dolores y desafíos personales”.

Sin embargo, incluso cuando confiamos en la bondad y la ayuda de Dios, incluso cuando rezamos por ello, también necesitamos fomentar la paciencia que proviene de aceptar que el dolor es parte de la vida. Una vez, el Rebe Najman contó una historia muy reveladora acerca de su propia infancia, que nos da una idea muy clara de lo que estamos diciendo: “Siendo niño, yo no lloraba ni me quejaba. Incluso siendo muy pequeño, yo entendía que todos sufren. ¿Para qué iba a resistirme y ponerme a llorar por eso?”.

El Reb Noson una vez le dijo a un pobre hombre que sufría mucho dolor: “Cada persona necesita fijarse muy bien en las cosas por las que sufre. Si bien soportamos muchas cosas, esto siempre viene mitigado con un poco de bondad. En vez de esperar y luego infligirnos más dolor del que somos capaces de soportar, Dios nos da un poquito cada vez. Es verdad que a veces tenemos que soportar el dolor, pero Dios nos lo suministra de manera gradual, para que podamos soportar lo que haga falta para nuestro propio bien”.

Es natural que queramos que las cosas vayan como nosotros esperamos. Y nos cuesta tolerar aquellas situaciones que se desvían del curso que les habíamos establecido. La frustración de la voluntad a veces puede ser el más grande sufrimiento de todos. El Rebe Najman nos advirtió: “Nosotros no entendemos de qué manera Dios dirige el mundo, especialmente en una época como la nuestra. Pero basta con que entendamos que todos en este mundo tenemos que soportar cierto grado de dolor. La única forma de negociar las muchas vicisitudes de la vida es hacerlo con la mayor dosis de gracia y de buen humor que seamos capaces de reunir. El único bien verdadero es aceptar todo lo que Dios nos pone en el camino. Los que luchan contra el dolor en vez de aceptarlo no ganan nada. Al contrario: a menudo, cuando una persona se niega a soportar un poquito de sufrimiento, acaba sufriendo muchísimo más…”.

 

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