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Espera un poco más

Autor: Ester Shechter
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HaShem nos ordena explícitamente que rechacemos la idolatría y, sin embargo, uno de los meses del calendario hebreo adquiere el nombre de un ídolo.

 

El mes de Tamuz debe su nombre a una deidad babilónica. ¿Por qué? HaShem nos ordena explícitamente que rechacemos la idolatría y, sin embargo, uno de los meses del calendario hebreo adquiere el nombre de un ídolo. ¿Qué podemos aprender de ello?

 

Antes que nada, recuerda que nada es casualidad y que podemos aprender de cada detalle. El mes de Tamuz está relacionado con la idolatría porque en él tuvo lugar el pecado del becerro de oro. El pueblo judío se impacientó esperando a que Moshé Rabenu bajara del Monte Sinai con las Tablas de la Ley y pidió a Aharón, el hermano de Moshé, que les construyera un ídolo al que adorar puesto que suponían que Moshé no volvería.

 

No pudieron esperar un día más y en seguida volvieron sus miradas hacia lo que conocieron a lo largo de sus años en Egipto, la idolatría. Solo debían esperar un poco más y hubieran visto que Moshé Rabenu ya estaba por bajar del Monte con los mandamientos. Hubieran evitado muchas desgracias si hubieran tenido un poco más de paciencia.

 

El día 4 de Tamuz es el iortzait (aniversario del fallecimiento) de Rabí Iaacov ben Meir de Romereau, conocido como Rabeinu Tam (1100?-1171). Este gran estudioso y comentarista del Talmud, autor de la mayoría de los comentarios de Tosafot, incidió en la halajá de forma remarcable.

 

En los calendarios hebreos se indica el tiempo para hacer los rezos y también el de entrada y salida del Shabat, donde a día de hoy se añade un horario que comúnmente se conoce como Rabeinu Tam. Este tiempo es un añadido que, según su opinión, marcaría el fin de Shabat.

 

Este tiempo extra tal vez les hubiera hecho falta a la generación del pecado del becerro de oro. Si hubieran esperado un poco más para estar seguros de que Moshé Rabenu no iba a bajar del monte, entonces hubieran evitado muchos sufrimientos. Sin embargo, la paciencia es corta en el ser humano y no sabemos esperar siempre el momento adecuado con calma.

 

Los tiempos de HaShem son perfectos, cada cosa sucede en el momento justo. Ni antes ni después. Por tanto debemos aprender a esperar, tener paciencia y sobre todo tener emuná shelemá en que todo va a venir en su momento adecuado. No hay que tener prisa sino disfrutar el momento y saber esperar con tranquilidad a que las cosas sucedan.

 

Que siempre tengamos la fortaleza de mente y espíritu para saber esperar con emuná y respetar los tiempos de HaShem, que son perfectos.

 

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