Moshé estuvo con el pueblo judío a cada paso del camino en el desierto. Él fue capaz de rezar a Hashem y efectuar el perdón para nosotros tras la transgresión de construir el Becerro de Oro. Él amaba tanto a todos y cada uno de los judíos que incluso estaba dispuesto a enfrentarse a Hashem para defenderlos.
Moshé y los verdaderos tzadikim tienen la capacidad única de poner el foco en el punto bueno de cada judío, su nekudá tová, y de apartar la vista de cualquier defecto, los errores que comete la gente, incluso las transgresiones intencionadas, etc. Los tzadikim tienen tal amor por Hashem y tal amor por los hijos de Hashem que ofrecen sólo lo bueno de ellos en sus plegarias a Hashem.
Él amaba tanto a todos y cada uno de los judíos que incluso estaba dispuesto a enfrentarse a Hashem para defenderlos.
Por eso cada persona debe tener una relación con los verdaderos tzadikim.
Los santos tzadikim tienen mucho que enseñarnos. Nos enseñan que cada uno de nosotros tiene un poquito de Hashem, y que Hashem lo ama. Nos enseñan que debemos centrarnos en lo bueno de los demás y en lo bueno de nosotros mismos. Cuando lo hagamos, se convertirá en una profecía autocumplida. Cuando notamos las mitzvot que hacemos, cuando notamos los rasgos de carácter positivos que hemos ido formandos, cuando notamos nuestras bondades, nuestra dedicación, nuestro compromiso, todo lo negativo tiende a disminuir y lo positivo tiende a crecer.
Que tengas un día en el que abraces y celebres tus puntos buenos y que te apoyes en ellos.
