Sentirse pequeño en Jánuca

מרגיש קטן בחנוכה

¿Te cuesta mantenerte “iluminado” en Jánuca? Cuanto más hablo con la gente, más escucho lo difícil que les resulta mantenerse positivos en Jánuca. Hay quienes pasaron por la época más oscura de su vida mientras ardían las velas de Jánuca. ¿Acaso se trata de una mera coincidencia?

(Si no te identificas con lo que estoy diciendo, mejor será que pases al próximo artículo).

Cuando era niño, Jánuca era algo increíble. Esperábamos recibir nuestros regalos y nos encantaba encender la janukiá, y, por supuesto, nos encantaba tener vacaciones de la escuela. Pero a medida que fuimos creciendo, tal vez empezamos a advertir que, si bien Jánuca tiene mucho por ofrecer, nos costaba mantener la alegría, y con facilidad nos sumíamos en un estado más bien depresivo.

¿Te cuesta mantenerte “iluminado” en Jánuca? Cuanto más hablo con la gente, más escucho lo difícil que les resulta mantenerse positivos en Jánuca. Hay quienes pasaron por la época más oscura de su vida mientras ardían las velas de Jánuca.

En Tiniana 2 (la lección 2 de la segunda parte del Likutey Moharán), Rebe Najman enseña que los días de Jánuca son días de gratitud. Luego conecta la gratitud con alabar a Hashem, el deleite del Mundo Venidero, la verdadera benevolencia, la halajá (ley judía) y la verdad. Todos ellos temas muy importantes. No es fácil realmente saber valorar y agradecer. Incluso es posible que digas “gracias, Hashem” todo el día y toda la noche, pero si algo insignificante no sale como quieres, te vuelves loco. ¿Por qué no das las gracias en ese momento? ¿Por qué no alabas a Hashem en ese momento? Es porque la verdad absoluta y la gratitud profunda requieren de mucho trabajo.

אור הנרות הם רמז לאור המצוות בבית שלנו

Qué pasa cuando la benevolencia nos resulta inconveniente, o cuando pasa inadvertida. ¿Verdad que en esos momentos no nos resulta tan fácil? Y seguir la halajá requiere de un nivel de humildad prácticamente total. Todos estos rasgos nos exigen una cierta cantidad de refinamiento. No sabemos mucho acerca del Mundo Venidero (Olam Haba) pero sí sabemos que se lo llama “Olam HaEmet” – el Mundo de la Verdad. En ese espacio, todo finalmente será manifiesto. Ya no seremos engañados por nuestras ilusiones ni por nuestras percepciones egoístas.

No es al azar que Jánuca caiga justo en el momento del año en el que las horas de la noche son más largas. De la misma manera en que la oscuridad del invierno ya se ha intensificado, nuestra oscuridad espiritual también se ha vuelto completamente abrumadora. Ahora estamos lo más lejos posible de la alegría de Simjat Torá y por eso nuestros Sabios nos dieron las luces de Jánuca. Pero las luces son tan débiles… Unas cuantas lucecitas durante media hora a la noche… ¿Acaso eso es lo que nos va a salvar?

A lo largo de la literatura jasídica, los Sabios hablan de la enorme santidad de las luces de Jánuca. Incluso el Talmud pregunta: si un hombre pobre solamente tiene un poco de aceite de oliva, ¿acaso debe usarlo para encender la vela de Jánuca o la vela de Shabat? El solo hecho de formular esa pregunta nos está demostrando la grandeza de Jánuca. ¿Qué es lo que nos falta?

Lo mismo que nos falta es entender la grandeza de esta festividad tan increíble. Es verdad: estamos muy lejos de saber realmente valorar la grandeza de Hashem y actuar con verdadera benevolencia y verdad. Es por eso que las luces son tan pequeñas. Porque tenemos poca benevolencia y verdad. La oscuridad de la distorsión, la perversión y la tergiversación es aplastante. Tenemos keilim (equipamiento) muy pequeños para sostener esta luz tan fuerte. Pero ¿sabes qué? Sí tenemos una pequeña cantidad de luz. Tal vez pensemos que es algo trivial, y que nuestros intentos de actuar con bondad y vivir con sinceridad carecen de toda importancia, pero estamos totalmente equivocados. Hashem es todo verdad. Él realmente valora nuestro esfuerzo. Él sabe de cada vez que hacemos el intento y lo valora enormemente.

Tenemos que mirar las luces de Jánuca y quemar nuestras falsas percepciones de quiénes somos. Todos los grandes tzadikim son genios en percibir el bien. Ellos logran ver todas esas luces débiles de Jánuca y perciben grandes antorchas de santidad. La luz de Jánuca es prácticamente enceguecedora. No es fácil mantenernos positivos durante todos los días de Jánuca, pero solamente tenemos que hacer dos cosas: primero, tenemos que encender un fueguito y continuar agregando cada vez. No trates de ganar el juego hoy mismo. Se trata de un proceso. Empieza con poco. Valora las cosas pequeñas. Y segundo, tenemos que creer en los tzadikim. Ellos lo lograron. Ellos son como gurús que ven el bien y actúan con verdad. Simplemente creer en ellos y pedirle a Hashem que nos ayude en mérito de ellos a ver lo bueno en nosotros mismos nos va a ser de gran ayuda. Esta es una fiesta de milagros. No se trata de lo que podemos hacer sino de hacer un poco y creer que Él se encargará del resto.

 

Publicado en Ahalel Davar