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Examen de conducir

Autor: Ester Shechter
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Todos los que conducimos algún vehículo hemos tenido que pasar por el examen de conducir. Para mí, estudiar la teoría fue una cosa pasable, pero la práctica fue una pesadilla. Me costó mucho esfuerzo lograr la licencia de conducir.

 

El examen práctico es algo inesperado, porque cualquier peatón puede cruzarse en el camino y siempre surgen dudas y situaciones que nunca sucedieron en las clases prácticas ¿¡cómo no!?

 

En Israel añadimos además la barrera del idioma y los cambios en las señales de tráfico que, aunque sean mínimos, son importantes y hay que saberlos. Por ello, muchos olim jadashim tienen dificultad para convalidar su licencia de conducir o para aprender a conducir en Israel. No quiere decir que para los que nacieron acá sea fácil ni mucho menos, pero al menos están familiarizados ya con la forma de conducir (que no es precisamente exquisita) y, obviamente, entienden a la perfección las instrucciones en hebreo.

Todos los que conducimos algún vehículo hemos tenido que pasar por el examen de conducir. Para mí, estudiar la teoría fue una cosa pasable, pero la práctica fue una pesadilla. Me costó mucho esfuerzo lograr la licencia de conducir.

 

Las clases no son baratas y la matrícula para examinarse tampoco lo es, por ello hay muchas personas que deben hacer un gran esfuerzo para poder conducir en Israel. Cuando la persona ha invertido ya miles de shekels y llega el día del examen, todo son nervios. Las expectativas de aprobar y poder moverse con libertad sin depender del transporte público, el miedo a suspender y tener que volver a pagar más clases y más tasas de matriculación y la preocupación por el gasto de dinero en vano, si es que llegan a suspender, juegan malas pasadas.

הבחירה היחידה הניצבת תמיד לפני האדם היא בקשת האמת

 

Hace poco hablaba con una amiga que, haciendo gala de su nombre, me dio una gran lección de emuná. Ella me dijo que estaba intentando aprobar el examen práctico de conducir pero se le estaba haciendo difícil. Antes, ella rogaba a HaShem por el aprobado, por sacar adelante el examen y salir victoriosa con su licencia de conducir. Ahora, a pesar de haber suspendido de nuevo, solo le da gracias a HaShem y acepta y entiende que tal vez no sea el momento, quizás no está preparada para conducir y necesita seguir aprendiendo. En cuanto al dinero… viene de Di-s así que Él proveerá para que pueda finalmente sacar su licencia, que tanta falta le hace.

 

A lo largo de la vida somos examinados continuamente, HaShem nos pone pruebas cada día y las vamos superando con mayor o menor éxito. Algunas veces no pasamos la prueba y tenemos que volver a repetir el examen. Incluso hay veces en las que tenemos que pagar las “tasas de examen” de nuevo. Estas pruebas de emuná a las que cada día somos sometidos no tienen otro objetivo que ayudarnos a sacar la mejor nota en el examen y poder conducir libremente en este mundo e incluso en el venidero, sabiendo cuáles son las reglas que debemos cumplir y estando preparados ante cualquier imprevisto. Examinarnos una vez tras otra no es más que una garantía de que vamos a saber manejar perfectamente una vez que recibamos el aprobado.

 

Por ello, hay que armarse de paciencia y de mucha emuná cuando nos enfrentemos a pruebas de este tipo y tener una confianza absoluta en que todo lo que hacemos sirve para perfeccionar nuestra alma, para acercarnos cada vez más a HaShem.

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