Estamos viviendo días muy difíciles y dolorosos. No tengo palabras para la tragedia ocurrida en Merón el pasado jueves y que todavía es casi imposible de digerir. Estoy compartiendo este artículo con ustedes a pesar de que me parece incómodo hacer algo en este momento que no sea guardar silencio.
La semana pasada, dos de mis amigas y yo hicimos un viaje por carretera que incluía la visita a un rabino muy especial y santo que está disponible ciertos días para que el público le pida consejo.
Una de mis amigas tenía un problema que quería consultar con él: prácticamente cada vez que su marido gana más dinero en su negocio, hay un gasto inesperado para el que necesitan utilizar ese dinero. Como resultado, aunque su marido tiene buenos ingresos, nunca les queda un dinero extra para una señora que les haga los quehaceres domésticos, o tomarse unas vacaciones, viajar al extranjero a visitar a sus padres, redecorar la casa, etc.
Una de mis amigas tenía un problema que quería consultar con él: prácticamente cada vez que su marido gana más dinero en su negocio, hay un gasto inesperado para el que necesitan utilizar ese dinero
El rabino le preguntó a mi amiga si ella y su marido estaban juntos, como alineados, a lo que mi amiga respondió que no tenía claro a qué se refería.
Luego le explicó que cuando un marido y una mujer están alineados, la tubería espiritual para la abundancia que les aguarda fluye sin problemas. Sin embargo, cuando no se alinean, aunque la abundancia les esté destinada, esta no fluye con la misma fluidez, o directamente no fluye en absoluto. Mi amiga dijo que creía que estaban alineados, ya que ella ama a su marido y lo apoya y le da ánimo de diversas maneras.
El rabino continuó explicando que la clave es ofrecer a su marido amor, ánimo y apoyo de la forma más femenina posible. Esto se debe a que cuanto más femenina es la mujer, más masculino se vuelve el hombre. Y para que un marido y una mujer estén realmente alineados, lo femenino y lo masculino deben ser muy prominentes en cada cónyuge, respectivamente.
Mi amiga parecía perdida. ¿Cuánto más femenina podría ser? Se viste bien, se pone maquillaje y joyas, hace comidas caseras y mantiene la casa limpia, cuida de los niños e intenta sonreír y ser positiva a través del caos que a veces supone la vida con un grupo de niños pequeños.
“¿Acaso le demuestras y le dices a tu marido lo enamorada que estás de él?”, preguntó el rabino.
De nuevo, mi amigo parecía estar perdida.
En este punto pensé: ¡¡¡Oh, esto se está volviendo mucho más interesante de lo que esperaba!!!
El rabino continuó explicando que cuanto más sincera y real sea una mujer a la hora de mostrarle amor a su marido, más femenina se mostrará ante él. Esto es muy importante porque hace que ella se convierta más en quien realmente es. Es muy importante hacer esto antes de que sea demasiado tarde, dijo el rabino.
Bueno, ¡esto me hizo pensar!
Lo primero que me vino a la mente fue el versículo 3:16 de Bereshit: “A la mujer le dijo… ‘Y a tu marido será tu deseo…'”. Sí, hay numerosos comentarios sobre este versículo y el que le sigue (“Y él se enseñoreará de ti”), pero para el propósito de este artículo sólo me voy a centrar en el hecho de que este versículo nos dice que es algo inherente a la naturaleza de la mujer desear a su marido.
La mujer experimenta un placer profundo y significativo a partir de sus sentimientos y sus emociones con respecto a la relación con su marido. La unión con su esposo satisface el profundo anhelo de la mujer por su marido, que es algo que le infundió Hashem.
La clave radica en darle a su marido amor, ánimo y apoyo.
Parecería ser que el hombre es un poco diferente. Aunque él también experimenta un profundo placer al vincularse con su mujer, su sentido más profundo está más ligado a hacer algo significativo que a experimentar algo significativo.
En un artículo anterior mencioné que en hebreo, el hombre se llama guever, que está relacionado con la palabra guibor – héroe. La esencia del hombre es querer llevar a cabo un logro heroico, como, por ejemplo, mantener económicamente a su familia, hacer las tareas que requieren poder físico en la casa, encontrarles soluciones a los problemas difíciles, etc. Lo que no mencioné en ese artículo es que Java, el nombre de la primera mujer, proviene de la palabra hebrea lajavot – vivenciar, experimentar. La esencia de la mujer es experimentar profundamente el mundo, incluyendo las relaciones interpersonales, y especialmente la relación con su marido.
Volviendo a lo que el rabino le dijo a mi amiga acerca de demostrarle a su marido que lo ama de una manera real, vulnerable y honesta, ¿cómo hacemos algo así?
En primer lugar, trata de hacer que tu marido se sienta como un guibor, como si fuera tu héroe. Hacerle sentir apreciado, necesitado y admirado.
Además, si he entendido bien lo que el rabino intentaba transmitir, está bien e incluso es muy recomendable ser vulnerable en este ámbito. Por ejemplo (estos son mis ejemplos, no los del rabino), cuando tu marido se vaya al trabajo por la mañana, pregúntale cuándo volverá esta noche, guiñando un ojo; llámale al trabajo y dile que lo echas de menos. Prepárale su comida favorita y al servirla dile: “Hoy he pensado en ti y tenía que prepararte algo especial”. Si responde a algo que le has dicho o preguntado de una manera que te hace feliz, en lugar de limitarse a sonreír, dile algo como “Eres algo increíble!”. Cuando lo escuches, no lo interrumpas y escúchalo con atención.
Esta fue mi humilde comprensión de lo que el rabino estaba tratando de transmitirle a mi amiga.
La energía femenina es muy poderosa, ya que tiene el poder de hacer que el marido se sienta más seguro en su masculinidad. Cuanto más femenina es la mujer y más masculino es el hombre, más alineados están y más estable se vuelve su tubería espiritual de abundancia. Más que eso, me parece que a medida que la mujer y el marido se vuelven más femenina y masculino respectivamente, van descubriendo nuevos niveles de conexión en su relación. ¿Acaso no es eso lo que Hashem quiere para nosotros?
1 comment
Muy bueno me encantó