El Gan Eden del Baal Shem Tov

Psalm 16 1 The Red Gold Crown of the Tikkun HaKlali

 

Una vez, una mujer fue a ver al Baal Shem Tov que le pidió que la bendijera con hijos. Él le contestó que había investigado en el Cielo y había descubierto que ella no podía tener hijos, por lo que no tenía sentido que se lo pidiera a él, ya que era algo que estaba más allá de sus poderes y más allá de su fe que ella pudiera tener hijos, porque las estrellas simplemente no lo permitían.

 

Ella insistió y persistió. Y siguió yendo a pedirle, llorando con tantas lágrimas que era imposible rechazarla.

 

Finalmente, el Baal Shem Tov le dijo: “Independientemente de lo que muestre el destino, independientemente de cuál sea tu futuro, te prometo con todo mi poder que vas a tener un hijo. Mi palabra, mi vida, se juega en ello”.

 

Esto causó un gran alboroto en el Cielo. Se decidió que porque se había atrevido a hacer esto, se jugaba su vida, no su vida física, sino su vida espiritual. Por lo tanto, esta mujer sería bendecida con un hijo pero, al mismo tiempo, el Baal Shem Tov perdería todo su Gan Eden.

 

Su Gan Eden era, por supuesto, inconmensurable. Imagínate todas las mitzvot y todo el estudio que había acumulado. Su servicio a Dios era insuperable. Todo eso fue completamente borrado. Una voz del Cielo dijo: “El Baal Shem Tov ha perdido su Gan Eden. Esta es una decisión final en el Cielo; es innegociable e irrevocable”. El Baal Shem Tov oyó esto. Por el momento, esto fue un golpe tremendo para él.

 

Pero entonces, de repente, se llenó de una profunda felicidad, el mayor grado de felicidad que había alcanzado en toda su vida. Y entonces se levantó de un salto y dijo: “Soy la persona más feliz del mundo, porque ahora puedo, por fin, servir verdadera y sinceramente a Dios sin ningún motivo ulterior. Olvídate de la recompensa – Gan Eden, ¿quién quiere eso? Ahora puedo servir a Dios sólo por el privilegio de servirlo. Mientras esté aquí, podré servir a Dios desinteresadamente”.

 

Estaba tan feliz por esto que una voz del Cielo dijo: “No hay manera de cambiar la decisión Celestial. Tu Gan Eden está perdido y no puedes recuperarlo. Pero esta declaración que se hizo ahora es tan valiosa que sólo por esto, ¡ahora tienes el doble de Gan Edén, un Gan Edén nuevo del doble de tamañao que antes!”

 

De “El Alma de Rebe Najman”