Tras el fallecimiento de Rabi Najman, su principal discípulo, Reb Noson, se ocupó de recaudar fondos a fin de publicar los escritos del Rebe y de animar a los jasidim a unirse al nuevo kibutz de Rosh HaShaná en Uman. Aunque no se consideraba un líder dinámico como el Rebe, también comenzó a compartir las enseñanzas del Rebe Najman con otros. Y esto fue lo que escribió:
“En ese momento, yo simplemente no era consciente de que aún era posible iluminar a las almas judías e inspirarlas al verdadero servicio de Dios de la manera que había aprendido del Rebe. Pero aunque ‘estaba dormido, mi corazón estaba despierto… la voz de mi amado llamaba’ dentro de mí (Cantar de los Cantares 5:2). Las palabras sagradas del Rebe estaban impresas en mi corazón, ardían como carbones encendidos, un fuego que ardía en mis huesos … No podía mantenerlo dentro de mí” (Yemey Moharnat I, 82).
Las palabras sagradas del Rebe estaban impresas en mi corazón, ardían como carbones encendidos, un fuego que ardía en mis huesos
En el primer año tras el fallecimiento del Rebe, Reb Noson aprovechó cada oportunidad para hablar a los jóvenes de la ciudad de Breslov sobre el propósito de este mundo y el servicio a Dios, explicando la profundidad y la grandeza de las enseñanzas del Rebe Najman. Sin embargo, durante gran parte de ese año no vio grandes frutos de sus esfuerzos. Algunos de los jóvenes mejoraron en sus estudios, pero no de una manera tal que sintiera que había tenido un logro. Un joven en particular era considerado por la comunidad como excepcionalmente diligente, pero Reb Noson vio que apenas estudiaba. Sin embargo, hablaba con ese joven más que con los demás.
Para el verano, el esfuerzo que Reb Noson había hecho todo un año comenzó a surtir efecto, y este joven se lanzó a sus estudios con todas sus fuerzas. Siguió así durante seis años seguidos, terminando todo el Shulchan Aruj. Otros discípulos también se adhirieron a Reb Noson, y este se dio cuenta de que, con persistencia y dedicación, podría continuar el camino del Rebe en el futuro. Y así concluyó sus palabras:
“Cada alma que se acercaba un poco más me ayudaba a ver que mis palabras estaban causando impresión. Cada pequeña mejora que veía me daba más ánimo, y recordaba que el Rebe había dicho que tendríamos el mérito de iluminar el mundo entero” (ibid. I, 83).
De “A través del fuego y del agua: La vida de Rabi Noson de Breslov”