Nosotros contamos con los tzadikim, con sus obras, y con muchos otros grandes maestros
Basado en Sabiduría y Enseñanzas del Rebe Najman de Breslov
“Los israelitas no me hicieron caso. ¿Cómo va a hacerme caso el Faraón? ¡Y además tengo los labios sellados!” (Éxodo 6:12, véase Rashi)
Incluso Moshe Rabenu, que sabía muy bien rezar (tal como lo evidencia el resultado de sus plegarias tras el pecado del Becerro de Oro y el pecado de Miriam), sintió que le faltaban palabras para superar al Faraón. ¡Y sintió eso a pesar de que fue el mismísimo Dios quien lo había enviado a hablar! La falta de un logro inmediato en la liberación de los israelitas y el empeoramiento de sus condiciones de vida lo habían desalentado profundamente.
Incluso Moshe Rabenu, que sabía muy bien rezar, sintió que le faltaban palabras
A veces tú y yo nos sentimos igual. El “Faraón” del dinero o de la comida, o cualquier otro “Faraón” no deja que el “israelita” que llevas adentro se libere tan rápido. De hecho, a pesar de tu hitbodedut (hablar con Dios usando tus propias palabras), tu progreso espiritual se detiene y hasta sientes un retroceso. O sea que, si bien tienes algo convincente para decir que de hecho te ha de liberar de tu esclavitud, te sientes descorazonado. Estás atrapado en las puertas de tus labios.
El Rebe Najman compara esto a un guerrero que va armado hasta el cuello y al llegar a las puertas y encontrarlas cubiertas de telarañas, renuncia a su misión y emprende el regreso. “¡Qué tonto!”, dice el Rebe. ¿A causa de alguna derrota y debido a que le falta un poquito de coraje, está renunciando a la misión que emprendió y para la cual está tan bien equipado? ¡De ningún modo!
Dios envió a Aaron a que ayudara a Moshe Rabenu. Nosotros contamos con los tzadikim, con sus obras, y con muchos otros grandes maestros que nos pueden (y nos van a) acompañar en nuestra misión de superar la Faraón. No tengamos vergüenza de pedirle a Dios que nos ayude a encontrarlos y a pedirles que nos enseñen qué decir y a que recen por nosotros.