HaShem creó al hombre y después creó a la mujer como una ayuda frente a él. Nos ha hecho de tal forma que nos complementamos el uno al otro y nos ayudamos a pulir aquellos rasgos de carácter que necesitan ser refinados.
Hace tiempo escuché un testimonio sobre catástrofes y relaciones personales que verdaderamente me impactó. Tras una catástrofe natural en la que miles de personas perdieron sus viviendas y las familias quedaron separadas, un equipo de apoyo psicológico acudió a los refugios en los que se alojaban los sobrevivientes de forma temporal para brindarles ayuda emocional.
Estos psicólogos hablaban con los sobrevivientes y les daban herramientas emocionales para superar la pérdida y recuperarse del trauma mientras buscaban a sus familiares. Pues bien, los mismos psicólogos se sorprendieron al escuchar que estas personas, que habían sufrido grandes pérdidas, estaban preocupadas porque sus parejas les habían abandonado o habían aprovechado la ocasión para “ver la vida con otros ojos” y serles infieles aprovechando la confusión y el malestar de esos días en los refugios donde hombres y mujeres se refugiaban juntos.
¡Increíble! Personas que habían perdido todo en la vida, sus casas e incluso hasta familiares (que Dios nos libre de todo mal) se preocupaban porque su pareja les era infiel. Y es que el amor es algo que a todos nos apasiona y nos duele, a veces a partes iguales.
HaShem creó al hombre y después creó a la mujer como una ayuda frente a él. Nos ha hecho de tal forma que nos complementamos el uno al otro y nos ayudamos a pulir aquellos rasgos de carácter que necesitan ser refinados.
Este proceso no es fácil, sin embargo. Verse reflejado en un espejo que da una imagen no agradable de uno mismo no es un trago dulce, pero si sabemos mirar bien cuál es el mensaje tras cada palabra que escuchamos de nuestra pareja, entonces seremos meritorios de sacarle todo el brillo a esa alma preciosa que HaShem nos ha inculcado a cada uno de nosotros.
Dentro de unos días celebramos Tu Be´Av. En la época del Segundo Templo, en este día solían salir las muchachas y los muchachos al campo para encontrar pareja. A lo largo de los años, el Sagrado Templo ha sido destruido, pero el Templo que sigue existiendo es el del hogar judío.
Al respetar las leyes judías y trabajarse a uno mismo para cada día dar lo mejor de sí a la pareja, mantenemos vivo el amor y añadimos cimientos sólidos a este Sagrado Templo que es nuestro hogar.
Que HaShem siempre nos dé fuerzas para mantener intacto el Templo de nuestro hogar y no falte el amor en nuestras vidas.