El distanciamiento social es un término que se ha puesto muy de moda, por desgracia, en estos últimos tiempos. Sin embargo, ya lo veníamos practicando desde hace mucho. Las tecnologías nos han ayudado a acercarnos y a alejarnos en igual medida.
Al vivir en Israel lejos de mi familia, me ha sido de gran ayuda poder comunicarme con ellos a través de WhatsApp, Facebook, etc. No puedo describir la alegría y comodidad que disfruto al comparar esta forma de comunicarme con mis seres queridos ahora frente a la primera vez que salí de casa, siendo una adolescente, para hacer un viaje por Europa. En esos tiempos no había WhatsApp ni teléfonos “inteligentes”. Llamaba a cobro revertido y era mucho más incómodo que agarrar el teléfono y hacer una video llamada de forma totalmente gratuita.
El distanciamiento social es un término que se ha puesto muy de moda, por desgracia, en estos últimos tiempos. Sin embargo, ya lo veníamos practicando desde hace mucho. Las tecnologías nos han ayudado a acercarnos y a alejarnos en igual medida.
Por otro lado, tener la posibilidad de escribir un mensaje en lugar de hacer una llamada o una visita en persona tiene también sus inconvenientes. Y el principal de ellos es precisamente acostumbrarse a enviar un mensaje o llamar en lugar de visitar. Sentir el cariño de otra persona, el abrazo de un ser querido no tiene precio. Todos valoramos más hoy en día este gran regalo que es el contacto humano, y que es imprescindible para un correcto desarrollo cognitivo de la persona.
Ahora podemos entender un poco mejor cómo era la relación con HaShem al principio de los tiempos. Antes de que la presencia del Creador estuviera oculta al mundo nuestra relación con Él era mucho más cercana, como sentir el abrazo de un ser querido. Sin embargo, debido a los acontecimientos que han tenido lugar a lo largo de todos estos años desde la Creación, la relación se ha ido “enfriando” y no gozamos del privilegio de sentir la Presencia Divina de una forma tan directa como en los tiempos en los que el Sagrado Templo estaba en pie. Que sea reconstruido muy pronto y en nuestros días y podemos ir a visitarle en persona.
Sin embargo, este distanciamiento social que se ha interpuesto entre nosotros y el Creador tiene una posibilidad de mejora. Esa posibilidad es la plegaria, el rezo personal, la hitbodedut. Cuando nos aislamos y abrimos nuestro corazón a Di-s, sentimos que nos conectamos con su Luz Divina, que estamos hablando a través de una llamada telefónica muy especial. Al otro lado del teléfono está siempre HaShem. Lo bueno que tiene este tipo de llamada es que podemos saber a ciencia cierta que siempre, siempre, van a contestar al otro lado del teléfono.
Todo hábito requiere práctica, por eso cuando se empieza a hacer hitbodedut, la persona puede sentirse rara. Piensas que estás hablando solo (y si se ve desde afuera así parece) pero con el tiempo uno se da cuenta de que siempre hubo Alguien escuchando.
Y, ¿cómo nos damos cuenta? Porque las preguntas empiezan a encontrar respuestas. La solución a los problemas se hace más clara. El día a día se hace más liviano. Esas son las respuestas de HaShem a las “llamadas telefónicas” que hacemos a través de nuestros rezos personales, para paliar este distanciamiento social.
¿Acaso pensaste que la sanación de los enfermos es obra de magia o de la medicina? No, es obra de Di-s, que permite que se curen las personas que están destinadas a hacerlo. Él escucha nuestras plegarias para inclinar la balanza de los enfermos hacia el lado de la vida y les permite continuar en este mundo, o bien la hora de la persona para abandonar este mundo llegó y HaShem le reclama a su lado.
Sea como sea, siempre hay respuesta. Solo tenemos que hacer uso de estas herramientas que tenemos a nuestra disposición para conectar la línea y sentir un abrazo con más amor del que nunca podrías llegar a imaginar.