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Tu imaginación, tu mala inclinación

Autor: Shaul Mizrahi
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La imaginación no es algo malo, pero debemos aprender a utilizarla de la manera correcta

En la Sijá 6 de Sijot HaRan, el Rebe Najman explica los trucos del iétzer hará (la mala inclinación), que es como un bromista que va corriendo adonde hay una multitud de gente y, mostrándoles el puño cerrado, les dice: “Adivinen qué tengo en la mano” y se va corriendo. Cada persona piensa que este bromista tiene escondido en la mano aquello que ella necesita y por eso va corriendo tras él.

El Rebe Najman dice “pero después abre la mano, y la mano está vacía”. Si “después” fuera solamente después de una persecución de 400 metros por el mercado, no sería tan terrible. El problema es que, en muchos casos, ese “después” es después de 120 años. La persona no se da cuenta de que ha estado persiguiendo una nada toda su vida, hasta que ya es demasiado tarde.

El Rebe dice que si la persona se imagina cómo va a lograr un cierto objetivo en el estudio de la Torá y se concentra en ello con todas sus fuerzas, lo logrará.

Para aclarar la situación todavía más, el Rebe Najman nos ofrece otra parábola más de la cual aprendemos el carácter de los deseos mundanos. Los deseos y los placeres mundanos son como rayos de sol que entran en una habitación a oscuras a través de una grieta en la persiana de la ventana. Los rayos parecen ser columnas a las cuales te puedes aferrar. Pero cuando tratas de asirlas, te das cuenta de que tienes las manos vacías.

En otra instancia, el Rebe Najman afirma que ha llegado el momento de darle al iétzer hará un nuevo nombre. En vez de llamarlo “la mala inclinación”, deberíamos llamarlo “kóaj ha-medamé”, o sea, el poder de la imaginación. Tal como vemos en esta Sijá (conversación), el iétzer hará no se presenta ante la persona y trata de convencerla de que peque, porque la mayoría de la gente rechazaría de plano semejante proposición. En lugar de eso, lo que el iétzer hará hace es activarle la imaginación, haciéndola pensar que tiene algo muy valioso que le conviene perseguir. Naturalmente, en el caso de cada persona ese “algo” es otra cosa diferente. Sin embargo, el iétzer hará logra engañar a cada uno, haciéndole pensar que va a encontrar lo que está buscando si va tras los pasos del iétzer hará. De esa manera, logra distraer a la persona de las cosas verdaderamente importantes.

La imaginación no es algo malo, pero debemos aprender a utilizarla de la manera correcta. La gente muchas veces imagina que el dinero, la fama, los autos deportivos o un buen bife en una parrilla son los que traen la felicidad en este mundo. El Rebe nos dice que todas estas cosas son como rayos de sol, que parecen ser sólidos, pero desaparecen en el momento que tratas de atraparlos. Esa es la imaginación que está al servicio del iétzer hará. En otra sijá diferente, el Rebe dice que si la persona se imagina cómo va a lograr un cierto objetivo en el estudio de la Torá y se concentra en ello con todas sus fuerzas, lo logrará.

Todo empieza cuando uno sabe dónde invertir su esfuerzo. Y entonces va a poder dirigir su imaginación y todos sus poderes mentales en la dirección indicada, en vez de donde el iétzer hará quiere llevarlo. Y con el consejo del santo Rebe, nosotros también podemos saber qué es lo verdaderamente importante, y cómo lograrlo.

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