Aquí te compartimos una plegaria para que las dificultades de los comienzos se te hagan llevaderas.
La primera vez que comenzaste a gatear no te fue fácil aunque no lo recuerdes (tu mamá probablemente sí que se acuerde). Cuando comenzaste a caminar te caíste y te volviste a levantar hasta que conseguiste correr más rápido que cualquiera que intentara alcanzarte.
Los comienzos no son fáciles. Hay que tomar conciencia de ello. Ya nuestros sabios nos lo advierten, para que a nadie le sorprenda cuando le cueste trabajo comenzar una tarea nueva.
Es importante no desanimarse si al principio es difícil comenzar un nuevo hábito o levantar un negocio, criar a los hijos o aprender una nueva materia. En todos los ámbitos podemos aplicar esta máxima “todos los comienzos son difíciles” y añadirle “pero después se facilita”.
Hemos llegado a este mundo para ejercitarnos, para trabajar y obtener resultados con la satisfacción de que hemos hecho nuestro mejor esfuerzo. Solo así cumpliremos nuestra tarea en esta vida.
Aquí te compartimos una plegaria para que las dificultades de los comienzos se te hagan llevaderas.
“Creador del Universo, concédeme paciencia y perseverancia para comenzar cada día con fuerzas renovadas, con entusiasmo y con absoluta certeza de que todo lo que sucede es lo mejor para mi.
Bendice con abundancia mis esfuerzos por superarme cada día y sacar el máximo partido a todas las muchas habilidades que, en Tu inmensa misericordia, me has regalado en esta vida para que las ejercite y las ponga en práctica.
Que cada vez que encuentre una dificultad encuentre siempre las fuerzas para agradecerte y seguir avanzando en el camino que tengo destinado para mi en esta vida.
Que los obstáculos de los comienzos se conviertan pronto en valles de bendiciones.
Concédeme el mérito de criar a mis hijos con temor del Cielo y con salud, con todo el amor del mundo y que sepa transmitirles los valores de Tu Sagrada Torá.
Ayúdame a comenzar siempre cada hábito, trabajo, tarea o día con una sonrisa en el rostro y con la certeza de que, aunque haya dificultades, Tú estás siempre conmigo y me prestas toda la ayuda que necesito desde el Cielo, allanando los caminos cuando desfallezco y mi constancia flaquea.
Te agradezco, Dios omnipotente, por la oportunidad de comenzar una y otra vez hasta que logre las metas que me harán ser mejor persona y cumplir mejor las mitzvot que me han sido encomendadas.”