Temer o no temer: esa es la cuestión

Rebe Najman escribe que es crucial que uno viva por el temor a Hashem. Aunque existen varios niveles de miedo, el más básico es el miedo al castigo por ir en contra de la voluntad de Hashem. Este miedo fundamental y es necesario para que cada persona sobreviva. Incluso el más grande de los tzadikim que ha alcanzado los niveles más altos de miedo, aún debe vivir por este fundamento.

 

Sin embargo, Reb Noson señala que hay muchos que fracasan en la vida precisamente debido a este temor. Pensar en el castigo que le espera debido a los pecados anteriores, suele ser el primer paso de una espiral descendente. Uno puede llegar a estar triste y consternado por lo que ha causado. Rabi Najman nos enseña que la tristeza es una raíz del mal, que probablemente conduzca a la persona a una transgresión aún peor, y que finalmente la abandone por completo. Si es así, ¿cómo puede uno utilizar el componente vital del miedo al castigo, y no sucumbir a una vida de amargura y cosas peores? ¿No sería mejor olvidarse de todo el tema del temor y listo?

Pensar en el castigo que le espera debido a los pecados anteriores, suele ser el primer paso de una espiral descendente. Uno puede llegar a estar triste y consternado por lo que ha causado. Rabi Najman nos enseña que la tristeza es una raíz del mal, que probablemente conduzca a la persona a una transgresión aún peor, y que finalmente la abandone por completo.

La respuesta está en otros dos requisitos. El primero es endulzar el temor o la justicia con la bondad de Hashem. Los grandes tzadikim nos enseñan que, independientemente de dónde hayamos caído, o de lo que hayamos hecho para enfadar a Dios, Él siempre nos sigue amando. Hashem es infinito, y está con nosotros tanto después del pecado como antes. No hay motivos para entristecerse. Cuando la persona combina el miedo con el conocimiento de la bondad amorosa ilimitada de Hashem, el miedo se utiliza para hacerla en lugar de romperla. Uno ve todo lo que le sucede como si proviniera de la mano bondadosa de Hashem. Cualquier posible castigo es parte de Su amor por nosotros, a pesar de que la reprimenda también puede ser evitada con teshuva.

When the soul of a Jew leaves their body, it doesn't generate fear and terror, but rather, indescribable holiness

En segundo lugar, Reb Noson nos advierte que no debemos aspirar a la grandeza a nuestros propios ojos. Las personas que se enorgullecen de su propio servicio a Dios, las que sienten que su devoción es suprema, son las que están destinadas a caer debido al miedo. Cuando las cosas van mal, estas personas sienten un tremendo dolor por el fracaso. “¿Cómo puede alguien como yo haber caído de mi nivel tan exaltado?”. Este es el principio del fin de los arrogantes. En lugar de eso, debemos vivir con humildad. “No soy un grande, pero me esfuerzo. Puedo y voy a servir a Dios incluso desde mi nivel tan humilde. Hashem es tan grande que ama incluso mi servicio imperfecto”. Esta persona se basará en cualquier fracaso, y lo utilizará como un trampolín para avanzar en sus devociones, encontrando los puntos buenos que sabe que tiene.

 

Tal vez esta fue la caída de los espías enviados a la tierra de Israel. Su principal preocupación era la sensación de “pequeñez” que experimentaban en la tierra: “éramos como saltamontes”. Se nos dice que tenían miedo de perder sus altos rangos en la Tierra Santa. Para que uno realmente experimente la santidad, como nos dice Reb Noson, a veces sentirse como un saltamontes es en sí mismo la base del éxito.

 

Siempre debemos aspirar a lo máximo en nuestro servicio a Hashem. Sin embargo, no podemos esperar ser siempre grandes. Recordemos que debemos estar contentos con las pequeñas cosas que hacemos. Esa es la verdadera grandeza.

 

(Basado en Likutei Halajot – Pesaj 9)