¡Sálvame!

Al concluir el año, es momento de hacer un “inventario personal”

Shevat es el penúltimo mes del año judío, ya que los meses se empiezan a contar a partir de Nisán. Y al concluir el año, es momento de hacer un “inventario personal”, igual que hacemos en Elul, ante el nuevo año que pronto va a iniciarse. Pesaj se acerca. La primavera de la liberación espiritual ya casi se siente en el aire. Mi alma necesita salir de las “aguas del descontento” y aprestarse al cambio. La pregunta es – ¿cómo?

La primavera de la liberación espiritual ya casi se siente en el aire. Mi alma necesita salir de las “aguas del descontento” y aprestarse al cambio. La pregunta es – ¿cómo?

Esto me recuerda a lo que ocurrió cuando se supo que Rivka, la esposa del Patriarca Isaac, tenía dos hijos mellizos varones y su hermano, Labán, tenía dos hijas, y la gente empezó a “sacar conclusiones”: la hermana menor para el hermano menor y la hermana mayor para el hermano mayor… Al enterarse de los rumores, Lea, la hermana mayor, empezó a rogarle a Hashem con lágrimas en los ojos que la salvara de tan cruel destino, o sea, de tener que casarse con el malvado Esav. “Por favor, Dios mío, no dejes que caiga en sus manos”. Al final, sus plegarias y sus lágrimas la salvaron, alterando su destino y casándose con Yaakov.

El Reb Noson nos explica que nosotros tenemos que hacer lo mismo. Cada vez que vemos que estamos por caer en “las manos de Esav”, tenemos que pedirle ayuda a Hashem con todo nuestro corazón: “¡Sálvame de caer en el sendero de la negatividad!”. Los jasidim de Breslov solían rogarle a Hashem, empezando cuarenta días antes de Purim (o sea, el 5 de Shevat): “¡Sálvame de Esav y de Amalek! ¡Que pueda ser digno de la santidad de Mordejai y Ester!”. Ese es el sendero que me va a sacar de la muerte del invierno y me hará alcanzar la alegría de Purim y la libertad de Pesaj.