Página principal Parashat HaShavua Reinventar tu bazo – Adar

Reinventar tu bazo – Adar

Autor: Yehudis Golshevsky
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Aflojar ese “aferramiento” al dinero trae felicidad, y se disipan las nubes de la preocupación y la inseguridad.

El órgano comúnmente asociado con el mes de Adar es el bazo, cuya función dentro del organismo consiste en filtrar y purificar la sangre de los vasos sanguíneos desgastados o deficientes. El Zohar explica que un filtro es, por definición, una expresión de Guevurá – restricción. Cuando el bazo cumple con su función, la sangre vieja es reemplazada, y se recicla su dosis de hierro, y se mantiene una reserva sana para un caso de emergencia. Pero si el bazo no funciona bien, entonces ese líquido tan vital para la vida humana se deteriora. Desde la antigüedad, el bazo y su guevurá han sido asociados con la negatividad. Allí donde prevalece la guevurá, hay un fuerte potencial de manifestaciones negativas.

Cuando el bazo cumple con su función, la sangre vieja es reemplazada, y se recicla su dosis de hierro, y se mantiene una reserva sana para un caso de emergencia. Pero si el bazo no funciona bien, entonces ese líquido tan vital para la vida humana se deteriora.

Reb Noson de Breslov explica que el bazo es “la risa de los necios que carecen de entendimiento”, tal como explica el Talmud en el Tratado Brajot. Esta es la risa vacía de la persona que codicia el dinero, la cual surge de la depresión y la melancolía, que son las fuerzas tradicionalmente asociadas con el bazo. El corazón no siente ninguna alegría con esa clase de risa vacía; la sonrisa de la persona que se deja llevar por su deseo de tener lo que no tiene no le ilumina los ojos ni transmite nada excepto su hambre insaciable.

Por el contrario, la alegría auténtica del mes de Adar, que realmente debería sentirse todo el año, se alcanza por medio de la caridad, la cual anula la codicia. Aflojar ese “aferramiento” al dinero trae felicidad, y se disipan las nubes de la preocupación y la inseguridad. Trabajo conmigo mismo para saber que todo lo que tengo proviene de Hashem. Y al saber que mi Creador se está encargando de mí, siento la profunda dicha de Su Presencia en mi vida. Esta emuná aplicada es en sí misma la única riqueza verdadera que uno posee.

Y parafraseando a nuestros sabios, “¿Quién es rico? El que está contento con lo que Hashem le da”. Aunque necesite dinero, siempre trato de recordar que el dinero no puede comprar la felicidad y ni siquiera puede comprar las cosas más importantes en la vida. Y si bien necesito pasar tiempo cada día trabajando para ganarme el sustento, mantengo una perspectiva sana al recordar mi propósito: que trabajo para mantener a mi familia y dar caridad, que son grandes mitzvot por mérito propio. Y cuanto más consciente sea de esto, mejor viviré esta vida de emuná y simjá (fe y alegría)

 

Basado en Likutey Halajot, Hiljot Trefot 2:2

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