Asistir a un juicio requiere preparación. Normalmente se utilizan los servicios de un abogado o, como mínimo, la persona se prepara a conciencia para elaborar su defensa.
Dentro de poco tendrá lugar el juicio de Rosh HaShaná, toda la humanidad pasará ante el Trono Celestial y, tras un justo juicio, el Creador determinará cuál será el destino de cada uno de nosotros para el próximo año.
Asistir a un juicio requiere preparación. Normalmente se utilizan los servicios de un abogado o, como mínimo, la persona se prepara a conciencia para elaborar su defensa.
En el caso del Juicio Divino, nos preparamos con selijot, pidiendo perdón al Creador para aplacar su ira y apelar a su gran misericordia.
¿Sabes cuál es la ventaja? Que HaShem, tal y como repetimos en las selijot, es “lento para la ira y abundante en misericordia” (Salmos 103:8). Por lo tanto, solamente tenemos que poner un poco de nuestro esfuerzo para desencadenar esa abundante misericordia y obtener el perdón divino, haciendo que todas nuestras faltas se diluyan y quedemos libres y puros con un juicio favorable.
Las plegarias personales son privadas y directas entre el Creador y la persona. Puedes inspirarte en esta plegaria personal para hacerla tuya y conversar con el Creador del Universo, apelando a su misericordia para tener un juicio favorable en Rosh HaShaná.
“Di-s misericordioso, que siempre escuchas nuestras plegarias y nos guías a través de las pruebas de la vida para que hagamos nuestra reparación espiritual, ten piedad de nosotros. Perdóname por las faltas que he cometido, por aquellas que hice intencionadamente y también por las que hice sin darme cuenta. Disculpa mis salidas de tono, mis enojos, mi falta de paciencia y de emuná.
Soy una persona humilde y como tal vengo ante Ti, que eres magnánimo, omnipotente y bondadoso, que creaste todo lo que existe, ha existido o existirá, que tienes conocimiento absoluto y gobiernas el mundo con mano recta y justicia verdadera.
Apiádate de mí, que soy solo una persona con faltas, con cualidades que debo pulir, con muchos aprendizajes pendientes y una estancia limitada en este mundo para ello. Ayúdame a liberarme de mis deseos superficiales, a pulir mi alma y sacarle brillo al diamante en bruto que has inseminado en mi interior para loarte cada día con todo mi corazón.
Perdona mis impulsos egoístas y sin razón, enséñame a ser paciente y sincera. Perdona mis errores en las prioridades de esta vida y enséñame a tenerte siempre delante de todo. Perdona mis faltas con las otras personas y enséñame a ser bondadosa con los demás.
Perdona todas mis faltas de este año y de toda esta vida, permíteme entrar al Día del Juicio con humildad y salir de él con un balance positivo para tener un año lleno de salud, abundancia, alegrías, momentos dulces, profundización espiritual, parnasá, paz en el hogar y paz interior. Amén”