Poner pie en la Tierra Santa

כל ההתרחקות היא רק התקרבות, כך אומר רבי נחמן!

Rebe Najman hizo su viaje lleno de aventuras a la Tierra Santa en 1798-99. Rabi Noson emprendió su propia peregrinación en 1822.

 

En el invierno de 1822, Rabi Noson conoció a un hombre que había llegado recientemente a Ucrania proveniente de la Tierra Santa. Con el Mediterráneo en las garras de la guerra greco-turca, su viaje a Odessa había durado cinco agotadores meses, y le pintó un sombrío cuadro de los peligros de viajar a Eretz Israel en esa época.

 

Pero entonces Rabi Noson conoció a un jasid breslovero que le contó: Cuando Rebe Najman comenzó a planear su viaje a Eretz Israel, un seguidor adinerado le rogó que lo llevara con él. El Rebe dijo: “Si quieres ir a Eretz Israel, ¿por qué no vas? El hombre dijo: “Si me llevas, iré”. “¿Qué razón tienes para querer ir a Tierra Santa?”, le preguntó el Rebe. “¡Los turcos y los árabes también viajan allí!” De repente, el Rebe se llenó de pasión y les dijo a los presentes: “Cuando alguien quiere ir a Eretz Israel, no dice: “¡Si me llevas, iré!”. ¡Alguien que quiere ir a Eretz Israel debe estar dispuesto a ir a pie! Dios le dijo a Abraham: ‘Ve a pie… a la Tierra’“ (Génesis 12:1).

“Cuando alguien quiere ir a Eretz Israel, no dice: “¡Si me llevas, iré!”. ¡Alguien que quiere ir a Eretz Israel debe estar dispuesto a ir a pie! Dios le dijo a Abraham: ‘Ve a pie… a la Tierra’“

Rabi Noson y su compañero de viaje, Rabi Yehudah Eliezer, emprendieron el viaje, soportando muchas dificultades tanto por tierra como por mar. Y cuando por fin llegaron a Safed, la comunidad jasídica se asombró de que alguien se arriesgara a venir a Israel en ese momento, ¡y sólo por el mérito de pisar el suelo de la Tierra Santa!

En el viaje de vuelta a casa, su barco fue capturado por los turcos, que les exigieron un rescate a todos los pasajeros. Fue tal y como el Rebe Najman relató en su historia de “El burgués y el mendigo”: A veces las dificultades que uno encuentra para comenzar y concluir una mitzvá son tan grandes, si no mayores, que las que uno enfrenta mientras cumple la mitzvá misma.

 

Rabi Noson era alguien que valoraba cada minuto y no dejaba que se desperdiciara ni un solo momento. Sin embargo, por amor a Eretz Israel, nada era demasiado insignificante para él como para atenderlo en persona: negociar los billetes, arreglar los papeles del viaje, incluso vender libros para llegar a fin de mes, todo para poner pie en la Tierra Santa.

 

De “A través del fuego y del agua: La vida de Reb Noson de Breslov”