Pesaj: un gemido en el mundo

Estas son las situaciones en las que nos sentimos lejos de Dios, llenos de cuestionamientos y contradicciones…

Dios sabía que ciertos niños israelitas no eran dignos de ser redimidos. No estaban listos. Por eso, cuando los judíos esclavizados no lograron producir su cuota de ladrillos, esos niños fueron arrojados a las paredes (Sanhedrín 101b, 103b; Aderet Eliahu, Nitzavim 29:17)

Mientras agonizaban, sus gemidos subieron al Cielo. Si bien esos niños no merecieron la Redención, sus gemidos la aceleraron (Yalkut Shimoni, Pirkei DeRabí Eliezer #48).

Dios sabía que ciertos niños israelitas no eran dignos de ser redimidos. No estaban listos. Por eso, cuando los judíos esclavizados no lograron producir su cuota de ladrillos, esos niños fueron arrojados a las paredes

La Biblia usa aquí el término “gemido” en referencia a un jalal (cadáver) (Shemot Rabá 1:34, Ezequiel 30:24). Jalal tiene también otro significado: “hueco”, o sea, el Espacio Vacío. Dios creó un nivel de existencia en el que Él parece no existir. Se trata de una paradoja. Porque Dios necesariamente tiene que existir en todas partes. Nada puede existir sin Su Presencia. Sin embargo, estos lugares vacíos existen y no son solamente conceptos esotéricos (Likutey Halajot Minjá 7:22). Ellos son los “agujeros negros” espirituales y/o emocionales que tenemos en la vida.

Estas son las situaciones en las que nos sentimos lejos de Dios, llenos de cuestionamientos y contradicciones con nosotros mismos, con Él, con la Providencia Divina. ¿Por qué Dios me hizo esto? ¿Por qué tengo que sufrir así? ¿Por qué Él me dejó hacer lo que hice? ¿Hay esperanza para alguien como yo? Al mirar dentro del alma, solamente vemos un vacío. ¿Quién soy?

Hemos caído en el Espacio Vacío. Nos encontramos en un vacío. No hagas preguntas en este no-lugar, en este lugar aparentemente abandonado por Dios. La presencia de Dios aquí, como en todas partes, es imperativa, pero una paradoja, no obstante (Likutey Moharán I:64).

Hay una sola manera de salir. Debemos buscar a Dios a pesar de Su “ausencia”. Debemos elevar nuestro clamor ante Él. Y expresar nuestro gemido por la presión de nuestro sufrimiento. Yehi Ratzón – que los gemidos de sus hijos los hagan merecedores de la redención. Amén.