Ya tratamos antes de hacer dieta, y fallamos. ¿Por qué esta vez sí va a funcionar?
“El verdadero consejo solamente pueden darlo aquellos que ya han sido liberados de las manos de la mala inclinación. Porque la persona que aún está presa en la cárcel de la mala inclinación es como un ciego que camina en medio de la oscuridad y debe superar los obstáculos que tiene enfrente, que ni siquiera puede ver…. ¿A qué podemos comparar esto? A un laberinto en un jardín, como esos que los miembros de la clase alta solían plantar en sus jardines para diversión. Los áltos árboles se plantaban dispuestos en forma de muros que formaban senderos similares y entrelazados. La persona que va caminando por el jardín no tiene forma de ver o saber si está yendo por el sendero correcto o no. Pero en el medio de estos jardines había un alto balcón en medio de estos jardines, y el que ocupaba el puesto de mando podía ver con claridad todos los senderos y sabía discernir entre los senderos correctos y los falsos. Solamente Él puede advertirle a la persona por dónde debe ir y por dónde no” (La senda de los justos, capítulo de Zehirut – Cuidado)
Nuestro intelecto no nos deja percibir la renovación del mundo. Este bloqueo también nos impide entender de qué manera podemos cambiar, realmente cambiar.
Esta analogía siempre me pareció excelente. Hace poco tiempo, estudié una sección de Likutey Halajot que amplió el tema todavía más:
“Hashem vio que el mundo no era digno de usar [la luz], de modo que la ocultó, reservándola a los tzadikim. Y ahora que la luz ha sido oculta, es imposible comprender con nuestro propio conocimiento que Hashem está recreando el mundo a cada instante. La única forma de creer esto es con la fe que obtenemos de los tzadikim, quienes se nutren de esa luz oculta” (Hiljot Kevod Rabó 3:14).
Lo que el Reb Noson está diciendo, basándose en Tiniana (la segunda parte del Likutey Moharán) 8, es que lo que hace que nos quedemos estancados en el laberinto es el hecho de que somos incapaces de comprender que Hashem está recreando el mundo. El mundo tiene exactamente el mismo aspecto que siempre. Nuestro intelecto no nos deja percibir la renovación del mundo. Este bloqueo también nos impide entender de qué manera podemos cambiar, realmente cambiar. Ya tratamos antes de hacer dieta, ya tratamos tantas veces de mejorar como personas, y fallamos. ¿Por qué esta vez sí va a funcionar?
Únicamente cuando nos inundamos con las palabras de fe que nos enseñan los tzadikim en virtud de haber sido expuestos a la luz oculta, podemos creer en un mundo nuevo, en una oportunidad de empezar de nuevo. Esto es fundamental. Tenemos que creer con cada fibra de nuestro ser que podemos arreglar lo que habíamos roto y que podemos llegar a ser todo lo que estamos destinados a ser. Pero necesitamos el aliento de los tzadikim para llenarnos de fe.
Que podamos escuchar estas palabras de fe y creer en nosotros mismos y en nuestro potencial de ser absolutamente nuevas personas. ¡Amén!
Publicado originalmente en Ahalel Davar