Con respecto al incienso del Templo Sagrado, si se le agregara miel, nadie podría soportar la dulzura de la fragancia. ¿Y por qué no le agregamos miel? Porque la Torá nos ordena (Levítico 2:11): “No pondrás miel en el altar” (Liturgia diaria). Un Jasid Breslovero llamado Reb Yisrael Starpachik recitaba las oraciones diarias con gran entusiasmo e intensidad.
Una vez sucedió que Rabi Pinjas de Kublitch, un jasid de Sqverer (por ese entonces, oponentes de los jasidim de Breslov), se encontró con Rabi Israel mientras recitaba las palabras litúrgicas que relatan las leyes del sacrificio del incienso. Rabi Pinjas se quedó asombrado al escuchar a Rabi Israel: “La dulzura de la fragancia… El olor sería increíblemente maravilloso. Entonces, ¿por qué no nos permitimos poner un poco de miel? Porque la Torá nos lo ordena… La Torá nos lo ordena… La Torá nos lo ordena…” El fervor y la inspiración que brotaban de las plegarias de Rabi Israel -plegarias que ofrecía con tanta sencillez y fe en el significado y el mensaje de la Torá- influyeron en que Rabi Pinjas se convirtiera en un jasid breslovero (Rabi Najman Burstein).
La fe en los tzadikim. “Y creyeron en Dios y en Su siervo Moshé”
Hay muchas cosas que podríamos hacer, prácticas devocionales de todo tipo, que aparentemente añadirían mucho a nuestro servicio Divino. Pero tenemos que tener mucho cuidado. Si estas cosas no figuran en ninguna parte de la Torá o en las enseñanzas de los rabinos, ponerlas en práctica sería un grave error. Sólo la Torá puede proporcionarnos los parámetros correctos para hacer frente a la vida. Por esta razón, debemos poner gran énfasis en la simple observancia de las leyes de la Torá. Al tener fe en la Torá y en las mitzvot, veremos la importancia de adherirnos a la Torá y la influencia positiva que ejerce en nuestras vidas, a diferencia de aquellos que buscan nuevos caminos y como resultado son testigos de cómo sus siguientes generaciones se alejan de Dios, de la Torá y del judaísmo.
El Rebe dijo: “¿Cómo puede alguien que quiere ser judío estudiar las obras construidas sobre los principios de ateos declarados? Para fortalecer la fe, uno debe estudiar sólo aquellas obras escritas por los tzadikim – Talmud, Midrash, Zohar, etc. – ya que todas ellas están arraigadas en la Torá que recibimos en el Sinaí a través de Moshé (Tzadik #410).
La fe en los tzadikim. “Y creyeron en Dios y en Su siervo Moshé” (Éxodo 14:31). El Midrash dice: “Quien cree en Dios es como si creyera en el verdadero pastor, Moshé, y quien cree en el verdadero pastor es como si creyera en Dios, Creador del mundo” (Mejilta, Beshalaj).
El Talmud enseña: “La Torá se adquiere mediante cuarenta y ocho cualidades. Una de ellas es la fe en los tzadikim” (Avot 6:6). La gran mayoría de estas cualidades se centran en la diligencia y los esfuerzos de la persona para seguir el estudio de la Torá y rectificar los malos rasgos de carácter. Sin embargo, colocada inocuamente en medio de las cuarenta y ocho está la fe en los tzadikim. Los tzadikim son los que nos transmiten la Torá, por lo que, sin fe en sus enseñanzas, nunca podremos adquirir la Torá. Siendo así, ¿qué valor tiene la búsqueda intelectual y el estudio diligente?
Por lo tanto, una parte integral de lograr la fe en Dios es tener fe en los tzadikim. Dado nuestro mundo tan complejo y que cambia constantemente, ¿cómo vamos a elegir lo que es correcto, tanto en el ámbito de lo mundano y en lo sagrado? Para ello, necesitamos a los tzadikim. Estos individuos rectos, que se han elevado por encima de las restricciones y limitaciones físicas de la mente humana, son sabios. Podemos confiar en ellos, de la misma manera que un niño confía en su padre, al que considera omnisciente.
“La mayoría de los marineros son jasidim” (Kiddushin 82a). “Esto se debe a que están en constante peligro y siempre se dirigen a Dios” (Rashi)
Un veterano capitán de barco no va a confiar en un novato dándole el timón de barco. Sin embargo, de vez en cuando, incluso los capitanes veteranos necesitan la ayuda de capitanes que tienen incluso más experiencia que ellos. Por otra parte, hay ocasiones en las que incluso el más experimentado de los capitanes de barco se encuentra con olas y turbulencias que lo hace sentir indefenso. Entonces no tiene más remedio que acudir a Dios en busca de ayuda.
La supervivencia en este mundo es similar a navegar en medio del mar. Así como es físicamente imposible que el hombre sobreviva en el agua y es peligroso que navegue por ella, también es imposible sobrevivir en el “mar del conocimiento” y es peligroso que uno navegue por él sin las herramientas adecuadas. Estas herramientas son los consejos que recibimos de los tzadikim y que nos guían por el camino adecuado.