Las apariencias ¿engañan?

תעלו ניצוצות

Los teléfonos móviles de hoy en día tienen cámaras fotográficas que nada tienen que envidiar a las antiguas cámaras tradicionales. Incluso mejor, tienen filtros para editar fotos y mejorar la apariencia de un modo increíble.

En las redes sociales hay algunos filtros que son muy evidentes, despidiendo corazones o rayos de color de los ojos, y otros muy sutiles que mejoran el aspecto, suavizan los rasgos, las arrugas, añaden o quitan pecas y ponen máscara de pestañas y color en los labios. La verdad es que hoy en día es difícil salir mal en una foto.

Esto facilita la vida y ahorra tiempo porque en lugar de maquillaje se necesita solo un buen filtro y la iluminación correcta para salir bien en un video en directo, ¡lo he comprobado personalmente!

En las redes sociales hay algunos filtros que son muy evidentes, despidiendo corazones o rayos de color de los ojos, y otros muy sutiles que mejoran el aspecto, suavizan los rasgos, las arrugas, añaden o quitan pecas y ponen máscara de pestañas y color en los labios. La verdad es que hoy en día es difícil salir mal en una foto.

Todo esto me deja con un sabor de boca agridulce porque por un lado me doy cuenta de lo fácil que es engañar con una apariencia que está bastante lejos de la realidad y, por otro lado, nuestros sabios enseñan cuán importante es el aspecto de la persona. Especialmente al ser mujer judía la apariencia es algo a lo que hay que prestarle mucha atención. Las leyes de tzniut son de obligatorio estudio y uso en la vida judía y es importante aprenderlas desde temprana edad para no caer en ninguna transgresión.

La imagen de la persona es lo primero que se ve y es importante causar una buena impresión, pero esto no significa llamar la atención ni ser provocativa o enseñar el atractivo y encanto personal. La vestimenta de una persona dice mucho de sí misma tanto en el caso de hombres como de mujeres pero en especial para estas últimas.

The good news is that the curse is not absolute

 

Al vivir en Israel ya desde hace varios años he podido comprobar la importancia de la vestimenta y mi percepción se ha refinado mucho. Tal vez sea porque en este país las diferencias son muy marcadas, pero se puede diferenciar de una forma relativamente fácil la procedencia e incluso la orientación religiosa de la mayoría de las personas en este país.

El recato en el modo de vestir da una primera impresión a la que toda mujer debe poner especial atención, ya que de ello dependerán muchas cosas. Desde su shalom bait hasta el futuro de sus hijos, la elección de una falda más o menos corta o un cuello más o menos abierto, todos estos factores juegan un papel decisivo en su futuro y en el de su familia.

¿Por qué? Porque HaShem cuenta absolutamente todos nuestros esfuerzos. Y si una mujer se esfuerza por conservar un aspecto cuidado y dar de sí misma una imagen modesta y recatada, estará ganando muchos puntos en el Shamáyim.

El “pequeño” inconveniente es que para esto los filtros no sirven, porque en vivo y en directo nuestra imagen es lo que cuenta. Además, el recato también se emplea dentro de casa incluso cuando nadie nos está viendo ni hay filtros que valgan, porque HaShem siempre nos ve. Y si no estaríamos vestidas con ropa inapropiada delante de un desconocido, más aún debemos cuidar nuestro aspecto delante de nuestro Creador.