Si bien el malvado Bilaam deseaba maldecir al pueblo judío, Dios hizo que de su boca salieran bendiciones. Rebe Najman y Reb Noson descubren las alusiones ocultas detrás de esas bendiciones.
Es una nación que está sola: practica la hitbodedut, la plegaria en aislamiento y privada ante Dios (Likutey Halajot I, p. 145a).
“¿Quién puede contar el polvo de Jacob o numerar la simiente de Israel?” (Números 23:10).
¿Quién puede calcular o concebir siquiera la grandeza de cada uno de los pasos que da cada judío al cumplir una mitzvá, como ir a la sinagoga, saludar a su rabino o practicar hitbodedut? Cada paso crea una gran alegría Arriba (Likutey Halajot I, p. 145a).
“Incluso ahora se dice en Jacob e Israel: “¿Qué ha hecho Dios?” (Números 23:23).
En el futuro, cuando los ángeles vean a los judíos dentro del parámetro más cercano a Dios, les preguntarán: “¿Qué ha hecho Dios?”. Debido a que resistieron la prueba de este mundo, los judíos estarán más cerca de Dios que los ángeles, ya que estos jamás tuvieron que pasar ninguna prueba. Los judíos merecerán entonces el parámetro interior, el Keter. Así, los ángeles son llamados serafines (quemados), porque se consumen con sus logros sin poseer ningún recipiente necesario en el que contener su entusiasmo. Pero los judíos, al cumplir las mitzvot, sí crean esos recipientes (Likutey Halajot I, p. 203a).
“¡Contempla! La nación se levantará como un cachorro de león y se alzará como un león. No se acostará hasta que devore su presa y beba la sangre de su presa” (Números 23:24).
“Bebe la sangre de su presa” – esto significa “hereda las posesiones de las naciones” (Targum Onkelos). TeReF (presa) se refiere a la perfección del Altar, como enseñan nuestros Sabios, “El Altar estaba en la porción del ToReiF (depredador)” (Zevajim 53b). El Altar puede perfeccionarse cuando “heredamos las posesiones” de las naciones, es decir, cuando los no judíos se convierten y se unen a la nación judía. Las naciones tomaron la bondad de los judíos cautiva a través de impuestos confiscatorios y similares. Ese bien debe volver a la nación judía, y lo hace en forma de conversos (Likutey Moharan I, 17:4).