Página principal Parashat HaShavua La Torá de Rabi Najman – el milagroso nacimiento de Isaac

La Torá de Rabi Najman – el milagroso nacimiento de Isaac

Autor: Chaim Kramer
יש עתיד באופק
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Parashat Vaiera habla del nacimiento milagroso de Isaac y de la prueba sobrehumana que Dios le dio a Abraham, para sacrificar a su amado hijo.

 

“Sara dijo: ‘Dios me ha hecho reír. Quien lo oiga se reirá por mí’“ (Génesis 21:6).

 

Isaac fue el primer niño que nació judío. Se lo llamó Itzjak (literalmente, “se reirá”) porque la santidad de la nación judía depende de su alegría al cumplir las mitzvot y en su servicio a Dios (Likutey Halajot II, p. 146a).

 

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Isaac fue el primer niño que nació judío. Se lo llamó Itzjak (literalmente, “se reirá”) porque la santidad de la nación judía depende de su alegría al cumplir las mitzvot y en su servicio a Dios (Likutey Halajot II, p. 146a).

YitZJaK (Isaac) es como tZJoK (risa y alegría). ¿Qué es esta alegría? Que de un acto aparentemente mundano, una unión entre un hombre y una mujer, puede nacer un tzadik santo. ¿Por qué nos alegramos en una boda? Porque de esta pareja pueden nacer grandes tzadikim que rectificarán el mundo (ibid. III, p. 52).

 

“Abraham construyó allí el altar y dispuso la madera. Ató a su hijo Isaac y lo puso en el altar sobre la madera” (Génesis 22:9).

לאן שלא תלך, לך אל האני האמיתי שלך!Esta fue la más difícil de todas las diez pruebas de Abraham (Sanedrín 89b). A juzgar por la rectitud de Abraham, la Atadura de Isaac no constituye realmente una prueba. Incluso la persona más normal sería capaz de soportar tal prueba si Dios se le apareciera. La verdadera prueba de Abraham fue no cuestionar a Dios en absoluto, aunque los mensajes que había recibido de Él parecían contradictorios. Primero, Dios le había prometido que el pueblo judío nacería a través de Isaac. Pero ahora le pedía el sacrificio de Isaac. Sin embargo, Abraham no se detuvo en esta contradicción. ´Él sabía que los caminos de Dios no son los caminos del hombre; Dios lo trasciende todo y, por lo tanto, puede hacer cosas opuestas que son incomprensibles para el hombre.

 

Por eso, Abraham llamó a la montaña “La montaña que Dios ve” (Génesis 22:14). Aunque el hombre no puede ver ni entender los caminos de Dios, “Dios ve”. De hecho, la misma cima de la montaña en la que Isaac iba a ser sacrificado era el Monte del Templo, donde los descendientes de Abraham servirían finalmente a Dios (Likutey Halajot).

 

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Al final, Abraham no sacrificó a Isaac. Pero ambos obtuvieron un enorme mérito por su inmenso deseo de cumplir la voluntad de Dios. Este gran deseo de autosacrificio por Dios se implantó en la nación judía, lo que explica por qué vemos a tantos y tantos judíos a lo largo de las generaciones que se han sacrificado voluntariamente por Dios.

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1 comment

Ailiana Lisset Martinez noviembre 14, 2022 - 9:22 pm

Amen

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