La dificultad de encontrar pareja ha existido desde el Primer Hombre. ¡La mujer de Adán tuvo que ser creada!
¿Qué es un buen partido? ¿Qué es una buena pareja? ¿Cómo, cuándo y dónde uno encuentra un compañero de vida? ¿Y por qué esto tiene que ser tan difícil?
El Midrash plantea interrogantes parecidos:
Una princesa le preguntó una vez a Rabí Yosi ben Jalafta: “¿En cuántos días D-os creó el mundo?”. Él le respondió: “En seis días”. “Bueno, y entonces ¿qué ha estado haciendo todo este tiempo?” “¡Parejas!”, respondió Rabí Yosi.
La princesa se rio y dijo: “¿Ah sí? ¿Esa es Su profesión? ¡Yo también puedo hacer eso! Tengo muchos sirvientes y muchas sirvientas. En un rato puedo armar varias parejas”.
Rabí Yosi le dijo: “A usted le parece tarea fácil. Pero para Di-s, la formación de parejas es algo tan formidable como la división del Mar Rojo”. Y Rabí Yosi se fue.
La princesa mandó a llamar a mil sirvientes y mil sirvientas, formó parejas y los casó. Las “felices recién casados” fueron a casa a pasar la noche. Al día siguiente, todos se presentaron ante ella: uno con una herida en la cabeza; otro con un ojo menos; otro con una pierna fracturada. Y cuando ella hizo la pregunta obvia: “¿Qué pasó?”, cada uno respondió: “Me niego a vivir con esta persona”. Entonces la princesa convocó a Rabí Yosi y le dijo: “¡No hay ningún D-os como su D-os!”.
Existen muchos otros niveles de shiduj y zivug que jamás llegan a materializarse pero que se consideran como el zivug de una persona, ya que cada persona tiene varios zivuguim.
Dijo Rabí Yosi: “¿No te lo dije acaso? Si bien tú piensas que ser casamentero es cosa fácil, para Dios es una tarea tan formidable como dividir el Mar Rojo. ¿Qué hace Él? Los une, algunos por medio de lágrimas; otros, por medio de canciones. Dios hace escalas sociales, elevando el estatus de una persona y bajando el de otra. Él hace rico a uno y pobre al otro… A veces, Él lo trae a él adonde está ella y otras, la trae a ella adonde está él…” (Bereshit Rabá 68:4).
La dificultad de encontrar pareja ha existido desde el Primer Hombre. ¡La mujer de Adán tuvo que ser creada! Pero si bien la población del mundo ha aumentado en forma constante a partir de ese momento, la tarea parece seguir siendo igual de formidable, de frustrante y de intimidante como en el momento de la Creación. A continuación presentaremos pasajes selectos adaptados de las enseñanzas del Rebe Najman de Breslov sobre el tema de encontrar pareja, con la esperanza de que estas ideas traigan apoyo y aliento a aquellos que buscan el compañero “ideal”.
A cada uno lo suyo
El gran kabalista, el Rabino Itzjak Luria (el Ari, o Arizal, 1534-1572) escribe que, a veces, las faltas cometidas por el individuo hacen que su pareja se aleje de él. Cuando el alma de una persona baja a este mundo por primera vez, su alma gemela baja junto a ella. Pero si la persona peca, entonces conocer a su compañero/a puede resultar muy difícil. Hay quienes deben superar tremendos obstáculos para poder encontrar a su pareja (Shaal HaGuilgulim #20).
El Rebe Najman de Breslov una vez habló de los shidujim (propuestas de matrimonio) y dijo que cada persona tiene muchos zivuguim (parejas potenciales). Sin embargo, existen toda clase de niveles y variantes, que tienen que ver con conceptos de enorme profundidad. Hasta las conversaciones que tiene la gente con respecto a posibles parejas y presentaciones, aunque nunca llegue a concretarse nada, se consideran como un cierto nivel de shiduj. A veces, una persona que está sentada en su casa hace la propuesta de que Fulano tal vez sea apropiado para Mengana, y de esta manera, la pareja que este hombre tenía que hacer con esta mujer queda anulado. Otras veces, se habla de posibles encuentros y citas pero la pareja jamás llega a materializarse. Este es un nivel más alto de shiduj y de zivug, más elevado que en el caso anterior.
Hay veces se lleva a cabo el encuentro entre ellos dos, o entre sus familias. Y entonces, cuando ya está casi todo resuelto, por algún motivo deciden que no. Otras veces, incluso llegan a comprometerse, pero al final rompen el compromiso. A veces se casan y al poco tiempo, se divorcian. Muchos matrimonios duran, pero hay casos en los que el divorcio llega después de muchos años.
Existen muchos otros niveles de shiduj y zivug que jamás llegan a materializarse pero que se consideran como el zivug de una persona, ya que cada persona tiene varios zivuguim. En algunos casos, el shiduj no es nada más que la posibilidad de que se mencione esta posible pareja. En otros casos, el shiduj consiste de más conversaciones, de alguna clase de lazo, un viaje, o alguna otra acción positiva, aunque al final no salga nada de todo eso.
El Rabí Natan (1780-1844), que fue el discípulo más cercano del Rebe Najman, escribe: “Este concepto de que siquiera una mera conversación acerca de una posible pareja es en sí misma un cierto nivel de shiduj es algo absolutamente original y muy profundo. Encontramos la misma idea expuesta en el Libro del Alef-Bet (Matrimonio B7): “El solo hecho de hablar de una propuesta causa una impresión en él y en ella”.
Es evidente que el Rebe Najman conocía los grandes secretos relacionados con el tema de los shidujim y zivuguim, que jamás antes habían sido revelados al mundo (Tzadik #595).
De modo que así es: a veces, dos personas se conocen, se comprometen y se casan enseguida. Y hay otras que tienen que pasar por varios niveles de shidujim, por una cantidad de motivos. Por lo tanto, incluso si uno no sabe lo que le espera ─cuántas citas va a tener que haber y cuántos obstáculos va a tener que superar hasta poder sellar la unión del matrimonio─ no obstante, cada encuentro, cada propuesta de salir, hace que tu alma gemela se acerque un poquito más. Sin embargo, incluso cuando todo parece ser perfecto, no te desilusiones si las cosas al final no salen como esperabas. El hijo del Rebe Noson, el Reb Itzjak, estaba a punto de “cerrar” un shiduj para su hija. Si bien todo parecía estar bien de ambas partes, el Reb Noson le escribió a su hijo: “Pero no lo fuerces. No hay nada que esté más oculto a los ojos del ser humano que la formación de parejas. Si Dios así lo desea, finalmente resultará…” (Alim LiTrufá #437).
Cabe destacar que toda clase de conexión entre dos personas puede ser considerada un shiduj. Asociaciones de negocios, relaciones entre maestro y alumno, etc, también son como shidujim. Otra clase de shiduj es la del individuo y el medio en el que se encuentra, vale decir, su interacción con el lugar donde nació, donde se crio, los lugares a los que viajó, etc. O su conexión con objetos inertes, tales como su hogar, su automóvil, etc.
El Talmud enseña (Makot 10b): “La persona es conducida en la dirección en la que desea ir”. Por lo tanto, cada persona que conoces y cada vivencia que tienes son consecuencia directa de tus sentimientos más internos (véase Likutey Moharán 1:31). Los así llamados “encuentros fortuitos” no lo son, sino que son el resultado del deseo interno de esa persona. Al posibilitar estos “encuentros fortuitos”, Dios está dejando que la persona Lo busque y Lo conozca desde cada situación en la que se encuentra.