La plegaria y la limpieza de nuestro Templo

Nuestras mentes están en guerra con las ideas extrañas arraigadas en la duda, que fluyen el abismo de oscuridad que ha cubierto nuestro mundo.

¿Acaso podemos elevarnos por encima y reconectarnos desde dentro la oscuridad y la impureza que ha infectado nuestro Templo interior – nuestras mentes?

La respuesta es sí.

Jánuca (חנוכה) comparte las mismas letras que Jana 26 (חנה כ׳ו). Veintiséis es el valor numérico del Nombre de Dios. A un nivel profundo, Janucá tiene sus raíces en el anhelo de renacimiento y redención.  Eso es lo que los Jashmonaim querían más que nada y eso es lo que Jana deseaba tan profundamente.

Janá sabía que la única forma de cumplir su misión en este mundo era tener un hijo, pero parte de esta misión consistía en acceder a una parte de sí misma tan elevada, tan entrelazada con el Creador, que tenía que romper los lazos de la realidad y no sólo cambiar su mazal, sino la de todo el pueblo judío.

Jánuca (חנוכה) comparte las mismas letras que Jana 26 (חנה כ׳ו). Veintiséis es el valor numérico del Nombre de Dios. A un nivel profundo, Janucá tiene sus raíces en el anhelo de renacimiento y redención.  Eso es lo que los Jashmonaim querían más que nada y eso es lo que Jana deseaba tan profundamente.

Janucá trata tanto de la plegaria como de la guerra. La plegaria es, en esencia, el arma del Mashíaj (Likutey Moharan 1ra parte, lección 2) y es esta arma la que Jana enseñó que tiene el poder de anular los decretos dados desde la Fuente            más alta. Después de todo, su rezo nos dio a Shmuel HaNavi y a su vez, al ungido, el Mashíaj, el Rey David.

Este aceite de la unción, el aceite de la redención, condujo en su núcleo a las batallas de Janucá.

Los Hashmonaim vieron en su situación y en la de todo el pueblo judío un momento en el tiempo en el que podían, si su voluntad y su fe eran lo suficientemente fuertes, cambiar la realidad y, por tanto, la historia cósmica. Así que recurrieron a la fe de Janucá.  Alcanzaron un punto en el que se situaron por encima de Hashem, por encima de la realidad que se les presentaba, e hicieron descender las elevadas chispas de la propia Redención.

Es cierto que finalmente fracasaron, pero la luz de la Redención contenida en sus acciones fue impartida a cada uno de nosotros y, en última instancia, al propio Mashíaj.  Esta luz es más poderosa ahora en la época más oscura del año, porque es dentro de la mayor oscuridad donde se encuentra la luz más potente.

¿Qué es esta luz?

Emuná – Fe.

Sin embargo, fue esta clase de fe la que Jana transformó en realidad a través de la plegaria.

Nuestras mentes pueden elevarse por encima de nuestra existencia aparentemente mundana, porque en el fondo somos expresiones infinitas de la conciencia Divina. Lo único que tenemos que hacer es anhelar y orar y nosotros también podemos rededicar nuestros propios Templos internos , al hacerlo, traer la Redención final.

(Basado en Likutey Halajot Hoshen Mishpat Hiljot Matanah, Halaja 5)