La melodía de la vida

כוח המוזיקה והניגון בחיים

Aunque el Baal Shem Tov no aprobaba las duras prácticas penitenciales de las generaciones anteriores, sabemos que hubo muchos tzadikim que las utilizaron como camino para servir a Dios. El joven Rabi Najman absorbió toda su influencia e ideas, y se propuso seguir su ejemplo. Sus prácticas secretas tomaron muchas formas, una de las cuales fue el ayuno. Sus prolongados ayunos siguieron siendo parte de su servicio Divino personal durante años.

 

Su amigo de la infancia, Reb Jaikel Chazan, conocía algunas de las prácticas privadas de Rabi Najman. Una vez, después de pasar varios días sin comer, Rabi Najman estaba visiblemente débil. Rabi Jaikel estaba con él en ese momento, y decidió que ya era suficiente. Debía hacer que Rabi Najman comiera algo – ¡era obvio que estaba en peligro!

 

Reb Jaikel le rogó y suplicó, pero el Rebe no se doblegó. Cuando Reb Jaikel vio que Rabi Najman no quería tocar un bocado, le dijo en tono firme: “¡Si no comes algo ahora mismo, le diré a la gente que ayunas de Shabat a Shabat!”. Al oír eso, Rabi Najman le dijo que preparara un poco de sopa de pollo.

Aunque el Baal Shem Tov no aprobaba las duras prácticas penitenciales de las generaciones anteriores, sabemos que hubo muchos tzadikim que las utilizaron como camino para servir a Dios. El joven Rabi Najman absorbió toda su influencia e ideas

Jaikel puso la sopa delante de él, pero Rabi Najman no se movió para comer. En cambio, le dijo: “Jaikel, cántame el “frumer nigun”, esa melodía que les encanta a los jasidim”. Reb Jaikel tenía una voz hermosa y llena de emoción, y así comenzó a cantar, esperando que la melodía reviviera a Rabi Najman. El truco pareció funcionar. Rabi Najman se animó, sonrió y el color volvió a sus mejillas.

 

“¡Otra vez, por favor!” pidió Rabi Najman. Entonces Reb Jaikel lo cantó de nuevo. Y así siguieron durante toda la noche, con el Rebe ganando fuerzas y Reb Jaikel en un estado de alegría, apenas notando el paso del tiempo.

 

Finalmente Rabi Najman dijo: “¡Mira afuera, ya es de día!”. Había llegado la hora de romper el ayuno… pero ni un momento antes de la hora a la que se había comprometido de antemano.