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La lección de la cárcel

Autor: Chaim Kramer
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En Rusia, lo primero que los presos le exigían al recién llegado era dinero para comprar bebidas alcohólicas.

Tras el fallecimiento del Rebe Najman, el Reb Noson pasó varios años de opresión a causa de todos los adversarios, dentro del judaísmo, que querían acabar con la Jasidut de Breslov. A cierta altura, el Reb Noson fue arrestado y lo juzgaron con acusaciones falsas. Así fue como fue encarcelado en la prisión de la ciudad de Breslov, compartiendo la celda con ladrones y asesinos.

Incluso estando en la cárcel, el Reb Noson se apegó a Hashem y se mantuvo firme en sus devociones religiosas, rezando en voz alta, estudiando Torá, y recitando la plegaria de Jatzot a medianoche.

En Rusia, lo primero que los presos le exigían al recién llegado era dinero para comprar bebidas alcohólicas. El Reb Noson no tenía nada de dinero, pero ellos no le creyeron, así que enrollaron varias cuerdas para formar una soga con la que golpearlo. En el momento en que levantaron la soga para asestarle el primer golpe, el Reb Noson dio un grito estremecedor y el guardia fue corriendo a ver qué pasaba. El Reb Noson le contó lo que sus compañeros de celda querían hacerle y le pidió que lo trasladaran a otra celda diferente. El guardia se negó, pero les advirtió a los otros presos que no levantaran ni un dedo en contra del Reb Noson.

El Reb Noson pasó diez días en la cárcel, hasta que los jasidim de Breslov lograron liberarlo bajo fianza. Incluso estando en la cárcel, el Reb Noson se apegó a Hashem y se mantuvo firme en sus devociones religiosas, rezando en voz alta, estudiando Torá, y recitando la plegaria de Jatzot a medianoche. Sus plegarias eran tan intensas que los demás presos se quejaban de que no los dejaba dormir.

Durante este lapso, él también escribió el discurso que figura en Likutey Halajot, Iain Nesej 4, en el que se enfatiza el daño que produce el alcohol, o sea, precisamente aquello que sus compañeros de celda le habían exigido. Esta lección también habla del encarcelamiento de una persona inocente, que el Reb Noson compara con la forma en que los malos deseos de la persona la envuelven. La única forma de salvarse de ese “encarcelamiento” es rezando en forma abundante.

Al ser liberado de la cárcel algunos días antes de Tishá BeAv, el Reb Noson le escribió a su hijo Reb Itzjak:

Por el momento, se debe restringir el habla. Pongamos “las bocas en el polvo; tal vez haya esperanza” (Lamentaciones 3:29). Tal vez, tal vez… Incluso si me escribes mil veces contándome de tu sufrimiento, yo también he tenido miles y miles de momentos amargos… Otros también han tenido que soportar una ola tras otra de sufrimiento… Cada día, todo el mundo sufre toda clase de desgracias. Y todo este amargor surge de la destrucción del Templo Sagrado, que es la principal fuente de santidad, la principal fuente de vida.

 

Tomado de “A través del fuego y del agua – La vida del Reb Noson de Breslov”

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