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La fuente de la juventud

Autor: Meir Elkabas
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La Cuenta del Omer sirve para liberar los anhelos acumulados de acercarnos a la verdadera sabiduría

Sefirat HaOmer (la cuenta de la ofrenda del Omer) es el lapso en el que se extiende desde la segunda noche de Pesaj y el día anterior a Shavuot, o sea, un lapso de 49 días. Cada noche, contamos verbalmente los días que se han acumulado entre estas dos fiestas.

En la época del Templo Sagrado, la cuenta del Omer empezaba después de la ofrenda de cebada que se presentaba la segunda noche de Pesaj. A un nivel profundo, la cebada (que es más que nada un producto alimenticio para los animales) es una manifestación de nuestro status antes de recibir la Torá en el Monte Sinaí: vacíos de la sabiduría de la Torá y considerados en cierto sentido como animales.

La Cuenta del Omer sirve para liberar los anhelos acumulados de acercarnos a la verdadera sabiduría y a la conciencia de Dios y Su bondad en nuestra vida personal. Esta sabiduría se materializa en forma completa cuando recibimos la Torá cada año en Shavuot.

La Cuenta del Omer sirve para liberar los anhelos acumulados de acercarnos a la verdadera sabiduría y a la conciencia de Dios y Su bondad en nuestra vida personal. Esta sabiduría se materializa en forma completa cuando recibimos la Torá cada año en Shavuot.

Contamos un período de cuarenta y nueve días, que es un múltiplo del número siete. El siete representa el concepto del tiempo, porque la semana completa consta de siete días. Cada día de la semana posee un atributo característico que está arraigado en las siete Sefirot inferiores, que son los poderes que utiliza Dios para canalizar Su abundancia y Sus bendiciones hacia este mundo. Al contar un total de 7 x 7, estamos unificando y fusionando las características de cada día de la Sefirá con todos los otros días de la Sefirá, y elevándonos por sobre la limitación del tiempo. Por lo tanto, el período de 49 días de la Sefirá puede considerarse como algo “por encima del tiempo”.

Esta es una reflexión de nuestro anhelo de acercarnos más a Dios y a todo lo que representa Su Presencia en este mundo (por ejemplo, la Torá, los verdaderos tzadikim, etc). Esto se debe a que el anhelo también se encuentra por encima de las limitaciones del tiempo. La prueba es que siempre tenemos acceso al anhelo y el deseo, más allá de la edad que uno pueda tener. ¡El anhelo no envejece! De hecho, reconectarse con el anhelo interior es lo que hace que la persona se mantenga “de alma y de corazón joven”.

Una cosa se considera “muerta” cuando pierde su capacidad de determinación y su deseo de existir.

Por consiguiente, la Sefirá es un período en el que nos llenamos de energía y nos reconectamos con nuestro verdadero y ulterior propósito en la vida.

Al hacerlo, nos hacemos merecedores de recibir las dimensiones más profundas de la Torá que, a su vez, profundiza nuestra conexión y conciencia de Dios en nuestra vida personal.

Ojalá sepamos aprovechar esta increíble oportunidad!

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