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La caridad beneficia también al donante

Autor: Chaim Kramer
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El Rabino Zvi Aryeh Rosenfeld acercó a muchos jóvenes estadounidenses al judaísmo de la Torá y al Rebe Najman. Una de sus memorables lecciones prácticas fue acerca de la tzedaká (caridad).

 

Cuando el Templo Sagrado estaba en pie en Jerusalén, los emisarios judíos se colocaban cerca del Altar. Mientras se ofrecían los sacrificios, recitaban ciertos pasajes de la Torá, llamados maamadot, y rezaban por el bienestar del pueblo judío. Después de la destrucción del Templo, las donaciones que se hacían regularmente para mantener las yeshivot se llamaban maamadot. Las personas que daban regularmente estas maamadot a las yeshivot tenían una participación en el estudio de la Torá de los estudiantes

 

El Rabino Zvi Aryeh Rosenfeld utilizó el concepto de maamadot, donaciones asiduas a una yeshivá, para enseñar a sus alumnos de Talmud Torá en la ciudad de Nueva York la importancia de la tzedaká. Como el dinero se canalizaba a través de los ancianos de Breslov en Israel, los alumnos aprendieron a respetar y apreciar también a los Rabinos.

Cuando el Templo Sagrado estaba en pie en Jerusalén, los emisarios judíos se colocaban cerca del Altar. Mientras se ofrecían los sacrificios, recitaban ciertos pasajes de la Torá, llamados maamadot, y rezaban por el bienestar del pueblo judío

Chaim Kramer recuerda:

 

“Mi suegro, el Rabino Rosenfeld, hacía participar a los niños del Talmud Torá en la Yeshivá de Breslov en Mea Shearim. Cada mes esperaba que cada niño diera una pequeña suma -por ejemplo, diez centavos- a la yeshivá. De este modo, los niños participaban en el estudio de la Torá de la yeshivá. Además, los niños debían recaudar dinero para la yeshivá. Así, por ejemplo, cada mes, cada niño traía un dólar que había recaudado de otros, junto con diez centavos de su propio dinero. Esta era una de las formas en que el Rabino Rosenfeld entrenaba a sus alumnos a dar tzedaká”.

 

El Rabino Rosenfeld animaba a sus alumnos mayores a enviar su dinero de tzedaká a los ancianos de Breslov en Jerusalén, que lo distribuían en su representación. Al final de cada clase, el Rabino Rosenfeld recogía pequeñas sumas de dinero de sus alumnos y escribía sus nombres en una hoja de papel. Su letra era tan pequeña que escribía entre sesenta y setenta nombres en una hoja.

 

Después, llamaba por teléfono al Rabino Avraham Sternhartz en Jerusalén (y, tras el fallecimiento del Rabino Sternhartz, al Rabino Elya Chaim Rosen, el rosh yeshivá), y le decía los nombres de los alumnos que habían aportado dinero para que pudiera rezar por ellos.

 

A través de estas maamadot, el Rabino Rosenfeld estaba entrenando a sus alumnos a que dieran tzedaká de forma constante, y también forjó una relación entre sus alumnos y los ancianos de Breslov que duraría muchos años.

 

 

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