En la tercera parte de esta serie, investigamos las herramientas que hemos recibido y que nos permitirán descubrir nuestro potencial interno
Acceder a la Kabalá
A pesar del poder de la Kabalá, que contiene los misterios de la Creación ─y de hecho, de la vida misma─ ¿de qué manera una persona común y corriente puede encontrar las respuestas que está buscando?
Incluso un estudio superficial de la Kabalá nos demuestra que la mayor parte de sus textos hablan de los Nombres de Dios y sus correspondientes aplicaciones. Y dado que la Kabalá tiene la intención de revelar que Dios se encuentra en todas partes, es lógico que todo en este mundo sea un paralelo de Dios y de la Divinidad.
Y dado que la Kabalá tiene la intención de revelar que Dios se encuentra en todas partes, es lógico que todo en este mundo sea un paralelo de Dios y de la Divinidad.
Sin embargo, la gran mayoría de la gente no entiende estos paralelismos, especialmente en los textos extensos de la Kabalá. E incluso si tuviéramos un mínimo conocimiento del misterio de la presencia de Dios, ¿de qué manera eso nos serviría para aplicar dicho conocimiento a la vida cotidiana?
Este interrogante es de gran importancia, por cuanto refleja una enseñanza kabalística fundamental. Cuando Dios creó al hombre, le dio el poder del libre albedrío para que eligiera hacer el bien o el mal. Cuando el hombre hace una buena acción, está posibilitando que la Luz de Dios brille en este mundo material. Y cuando hace una mala acción, está causando una obstrucción de la Luz de Dios. Irónicamente, cuanto más uno se aleja de Dios, más grande es la revelación de Divinidad que necesita para retornar a Él. Si das un salto con todas tus fuerzas, vas a poder elevarte algunos centímetros, pero para llegar a la estratósfera, hace falta un cohete. De la misma manera, aquel que está lejos de Dios necesita una revelación mucho más grande de Él (o sea, una energía más poderosa que la que suele estar a nuestra disposición) para dar el salto desde el atolladero material en el que se encuentra estancado rumbo a la libertad espiritual.
En generaciones anteriores, las figuras de alto rango ─profetas, sabios y todas las personas de alma pura─ eran muy versados en la Torá Escrita y la Torá Oral. Eso les bastaba para que experimentaran la Presencia de Dios con una conciencia elevada, sin tener que recurrir a las profundidades de la Kabalá. En aquellos días, el sistema kabalístico estaba reservado para unos pocos “iniciados” que tenían permiso para ahondar en sus misterios, tal como vemos en el Talmud (Jaguigá 11b-14b) y el Zohar.
Sin embargo, en las generaciones subsiguientes, la gente comenzó a alejarse mucho de Dios, hundiéndose en niveles de degradación sin precedentes. A medida que las generaciones fueron retrocediendo más y más, fueron perdiendo su apego a los mundos Excelsos. Ahora, la única energía que realmente puede llegar hasta nosotros en esta época tan difícil se encuentra en las enseñanzas de la Kabalá. Es el nivel de Kéter, el nivel más elevado e inefable, que continúa iluminando los lugares más oscuros y sostiene a cada individuo. Es específicamente ese nivel el que llega hasta nosotros y nos provee el sustento y la nutrición.