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Jánuca y la gratitud a Hashem

Autor: Eliyahu Hecht
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El más grande placer que una persona puede tener es cuando se encuentra en un estado de gratitud a Hashem

Jánuca es probablemente la fiesta judía más malinterpretada y más subestimada del calendario judío. Con toda la “competencia” que tiene de parte de nuestros vecinos no judíos, muchos sentimos que nos cuesta identificarnos con Jánuca. Muchas familias tienen la tradición de darse regalos, cocinar latkes y, por supuesto, encender la menorá. En algunas familias se acostumbra tratar de entender el marco histórico de esta festividad y los familiares hablan de Jánuca y de la influencia anti-Torá de los griegos, la forma en que saquearon el Templo Sagrado y el triunfo de los judíos cuando recuperaron su independencia religiosa. También nos gusta festejar Jánuca con música, con familia, y con amigos, pero ¿acaso podemos tener una experiencia más espiritualmente grata que todo esto?

No tenemos necesidad de esperar a llegar al Olam Habá o la llegada del Mashíaj, que venga pronto y en nuestros días, para sentir este inmenso placer.

El Rebe Najman comienza la lección Tiniana 2 con una perspectiva interesante: “los días de Jánuca son días de gratitud”. Luego cita el rezo de Shemone Esré, de la sección de Al HaNisim (Por los milagros) que añadimos en estos días: “Y ellos (nuestros sabios) establecieron los ocho días de Jánuca para agradecer y alabar”. Lo que los jajamim y el Rebe no mencionaron fueron los latkes, los trompos de Jánuca y tantos otros aspectos familiares. Esto no fue por descuido.

El Rebe enseña que el más grande placer que una persona puede tener es cuando se encuentra en un estado de gratitud a Hashem, y esa gratitud en sí misma es equivalente al Olam Habá (Mundo Venidero), en el cual todas las almas experimentan años luz de deleite espiritual más allá de cualquier placer físico o emocional que podamos tener en este mundo. Este placer proviene de nuestra cercanía con Hashem en Olam Habá – cuanto más cerca estamos de nuestra Fuente espiritual, más se deleita el alma.

Jazal nos enseñan que al Final de los Días, en la era del Mashíaj, la realidad estará impregnada del conocimiento de Hashem. No tendremos que depender de nuestra emuná, creencia o fe, sino que conoceremos a Hashem y experimentaremos Su Presencia y Su participación en nuestras vidas de manera clara y revelada. Jazal también nos enseñan que, en aquella época, cesarán todos los sacrificios (korbanot), excepto el Korbán Todá, el sacrificio de gratitud. Esto significa que el principal mecanismo espiritual de esa época será la gratitud y las alabanzas a Hashem.

Así de simple.

Sin embargo, el Rebe Najman nos enseña que no tenemos necesidad de esperar a llegar al Olam Habá o la llegada del Mashíaj, que venga pronto y en nuestros días, para sentir este inmenso placer. Al vivir la vida con gratitud a Hashem, y expresar ese agradecimiento con alabanzas, tenemos el poder de acceder a esa felicidad en este mismo momento.

¡Esa es Jánuca!

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