De las figuras alegóricas del Jad Gadia, el fuego, el buey y el Angel de la Muerte, pueden verse como aludiendo a los Cuatro Exilios en los cuales cayó el pueblo judío. Visto bajo esa luz, el palo representa el Reino de Yehuda; como en “una vara saldrá de la casa de Ishai” (Isaías 11:1).
El fuego que quema el palo alude al primer exilio, a Nevujadnetzar y al imperio Babilonio. Fue entonces que nuestro Santo Templo fue destruido por el fuego y que Nevujadnetzar arrojó a Janania, Mishael y Azaria al horno ardiente. El segundo exilio de los judios siguió directamente al primero, cuando los babilonios fueron conquistados por los persas y los medos, quienes también son representados por el fuego en Jad Gadia. Sin embargo, durante estos exilios, los judíos fueron salvados por el agua que extinguió el fuego.
De las figuras alegóricas del Jad Gadia, el fuego, el buey y el Angel de la Muerte, pueden verse como aludiendo a los Cuatro Exilios en los cuales cayó el pueblo judío. Visto bajo esa luz, el palo representa el Reino de Yehuda; como en “una vara saldrá de la casa de Ishai”
El agua es indicativa de la Torá, que se mantuvo con ellos gracias a los esfuerzos de los tzadikim exiliados en Babilonia durante el reinado de Iejonías (Guitin 88ª). Más tarde, bajo la dominación persa, fue uno de esos tzadikim, Mordejai, quien salvó a los judíos de los malvados designios de Hamán. Con el tiempo, Ezra, escriba y gran sabio de la Torá, un hombre cuya grandeza fue equiparada a la del mismo Moshe Rabenu, fue quien trajo a los exiliados judíos de retorno a la Tierra Santa (Sanedrín 21b).
Pero entonces vino el buey y “se tomó” el agua. Esto alude a Alejandro Magno de Macedonia y al exilio griego. Se dice de Alejandro Magno que “su voz tronaba como la de un buey” (Sefer Iosifun); al tiempo que subyugaba al reino judío. Bajo los griegos, los judíos tuvieron prohibido estudiar Torá, “tomar agua”. Se decretó un edicto de conversión: “¡Escribid en los cuernos de un buey que no poseéis porción alguna en el Dios de vuestros padres!” (Bereshit Raba 44:20). Vino entonces el carnicero y mató al buey. Enseñan nuestros Sabios que “Un buey corneador sólo sirve para el cuchillo (del carnicero)” (Bava Kama 55b). Los asmoneos – los carniceros—enfrentaron a los griegos en batalla y salieron victoriosos.
Y entonces vino el Angel de la Muerte y mató al carnicero. Este ángel es Edom (Roma), padres de nuestro actual y último exilio. Muy apropiadamente, este Angel de la Muerte es descrito como Tehom, el abismo. A lo largo de todo su reinado, Edom fue inmisericorde y asesinó a millones de judíos, comenzando con la destrucción del Segundo Templo hasta el día de hoy. De hecho, este último exilio parece ser un abismo de interminable profundidad. Pero Jad Gadia nos enseña que la esperanza es eterna. Vendrá un tiempo en que Dios matará al Angel de Esav, Edom, el Angel de la Muerte, junto con todas aquellas naciones que se levantaron contra nosotros. Amen. Sela (Najat HaShuljan).