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Felices todo el año

Autor: Yossi Katz
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Está por llegar Purim, al que el Rebe Najman llamó “el comienzo de todos los comienzos”

La expectativa era cada vez más grande. Los breves y helados día del invierno, que son un reflejo de nuestro profundo letargo espiritual, ya están atrás. Y está por llegar Purim, al que el Rebe Najman llamó “el comienzo de todos los comienzos”.

¿Qué es lo que nos inhibe de vivir una vida feliz todo el año? Todos deseamos una cierta calidad de vida y ponernos objetivos que podamos alcanzar. Pero la mayoría de las veces terminamos luchando por sobrevivir y nada más.

l término hebreo mitzvá está relacionado con el término arameo tzavta, que significa conexión. Al cumplir las mitzvot, el alma se conecta con Dios, con la eternidad. Trascendemos las limitaciones del placer físico y nos conectamos con la verdadera Fuente de todo lo que existe

Así como las distintas estaciones dan testimonio de los distintos ciclos de nacimiento y muerte en la naturaleza, de la misma manera, nuestra existencia en este mundo es solamente temporaria. Los placeres mundanos existen por unos instantes nada más y no pueden darle un sentido duradero a la vida. Por el contrario, la Torá y las mitzvot son un elixir de vida, nuestro árbol de vida. El término hebreo mitzvá está relacionado con el término arameo tzavta, que significa conexión. Al cumplir las mitzvot, el alma se conecta con Dios, con la eternidad. Trascendemos las limitaciones del placer físico y nos conectamos con la verdadera Fuente de todo lo que existe. No puede haber más grande alegría ni mayor vitalidad.

Nuestros Sabios preguntan: ¿En qué parte de la Torá se alude a Hamán, el villano de la historia de Purim? En las palabras que le dijo Dios a Adán: “¿HaMiN ha-etz – (Has comido) del árbol (del cual te ordené que no comieras?” (Génesis 3:11; Julín 139b). A un nivel más profundo, Hamán representa la maldad que resulta de consumir el fruto del árbol prohibido. Dado que Adán comió de ese árbol, fue maldecido con “con tristeza comerás” (Génesis 3:17). Cuando Adán fue exiliado del Jardín del Edén y su Árbol de la Vida, descendió una tremenda tristeza al mundo. Del mismo modo, cuando el pueblo judío fue exiliado de la Presencia de Dios, no sólo que fueron expulsados sino que la alegría pura de las mitzvot y la conexión subsiguiente con Dios cayó en el exilio. Las chispas sagradas de alegría espiritual descendieron a las distintas vanidades de este mundo.

Los Hamán de este mundo tergiversan esas chispas y nos engañan, haciéndonos pensar que los “aquí” y los “ahora” de los placeres mundanos y temporales son la verdadera alegría. Nos hacen pensar que las “soluciones instantáneas” nos van a hacer felices pero la verdad es que estamos totalmente desconectados de la Verdadera Fuente, y no logramos redimir las chispas de alegría. Y por eso caemos en rutinas sin sentido y nos sentimos insatisfechos.

Pero una vez al año Hashem nos bendice con la fiesta de Purim. En este día, se acostumbra hacer payasadas y tonterías. Y es que únicamente por medio de las tonterías podemos descender a las partes de la vida con menor vitalidad y rescatar esas preciadas chispas de alegría. Al hacernos “los loquitos”, al mismo tiempo que afirmamos nuestra gran fe y nuestra conexión con Dios y la Torá, nos empoderamos frente a la depresión y la transformamos en la más grande alegría. No tengas miedo. Este Purim es el momento de dejarnos ir y experimentar lo liberadora que es la genuina alegría.

Purim es sólo el comienzo. Es el día que nos enseña cómo adoptar esta destreza. Y después de Purim, dice el Rebe Najman, esta destreza es absolutamente necesaria para la vida cotidiana. Únicamente al hacernos un poco los tontos logramos trascender las barreras confusas de la tristeza que ha erigido Hamán y alcanzar el estado de felicidad todos y cada uno de los días del año.

 

Basado en Likutey Halajot, Nefilat Apaim 4

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