“Todos sus perseguidores la atraparon entre las estrecheces”.
El diecisiete de Tamuz es el comienzo de un difícil período de tres semanas para el pueblo judío que recién termina después del nueve de Av. Las murallas de Jerusalén fueron abiertas el diecisiete de Tamuz; es exactamente cuarenta días después del seis de Siván, cuando Moisés ascendió por primera vez a lo alto para recibir la Torá.
Era el día en que Moisés debía descender al Sinaí con el primer juego de tablas; ese mismo día hicimos el Becerro de Oro. ¿Qué podría ser más apropiado que marcar con ayuno y arrepentimiento este día que fue testigo de estas y otras tantas tragedias?
Este período de dificultades se conoce como las Tres Semanas, o “Bein Hameitzarim” – “Entre las estrecheces”. El Arizal señala que cuando la palabra para estrecho o dificultad “meitzar” se invierte, se forma la palabra tzemer, o sea, lana.
Reb Noson explica que cuando una experiencia o momento difícil se utiliza para acercarnos a Dios, está transformando la dificultad en una ventaja. La lana es suave y calienta.
Cabalísticamente, la lana alude a la bondad. Pero, ¿cómo podemos utilizar las experiencias o momentos difíciles que tienden a generar pánico y desesperación para mejorar?
Reb Noson explica que primero hay que centrarse en los puntos buenos. Cada hebra de positividad, por muy insignificante que parezca, es en realidad otro hilo más entretejido en un tapiz de bondad. Cuanto más me conecte con mis puntos buenos, más podré clamar a Dios: “¡Por favor, que haya luz en mi oscuridad!”.
Cuando somos lo suficientemente positivos como para seguir clamando a pesar de nuestro dolor, “Entre los Estrechos” se convierte en “Entre las Hebras” y entonces nos sentimos rodeados de bondad.