Estamos acostumbrados a pensar en el Rebe Najman como un tzadik que nació así -tzadik de nacimiento-, pero en realidad él estudió en la escuela, en el tradicional jeider de Europa del Este, junto con otros niños.
Cada clase tiene su espectro de estudiantes – algunos son más perspicaces, otros más flojos; para algunos, prestar atención es algo natural, mientras que otros se distraen con cada brisa que pasa. El pequeño jeider de la infancia de Rebe Najman en Mezibuz era una especie de escuela de una sola habitación, y tenía un solo melamed (maestro) encargado de ocuparse de las diversas necesidades y destrezas de cada niño que asistía.
Los padres pagaban una pequeña suma al melamed para que educara a sus hijos. El melamed solía ser una persona pobre; con pocos niños en una clase, era difícil ganarse la vida decentemente.
Estamos acostumbrados a pensar en el Rebe Najman como un tzadik que nació así -tzadik de nacimiento-, pero en realidad él estudió en la escuela, en el tradicional jeider de Europa del Este, junto con otros niños.
Un día, el pequeño Najman se acercó a su melamed con una oferta difícil de rechazar.
“Tengo muchas ganas de aprender”, le dijo. “Si ke pago más, ¿pasará más tiempo enseñándome Torá? Le pagaría tres monedas grandes por cada página de Talmud que me enseñe”.
El melamed se quedó muy sorprendido. ¿Desde cuándo un alumno le había ofrecido pagarle un extra para pasar más tiempo en sus estudios? Normalmente, los niños se iban corriendo del jeider apenas terminaban las clases.
El melamed se inclinó hacia Najman y le preguntó con una sonrisa: “¿Y de dónde has sacado dinero para pagarme, hijo mío? ¿Cómo has llegado a ser tan rico?”.
El pequeño Najman tenía la respuesta ya preparada. “¡Ah, fue fácil! De vez en cuando, mi madre me da unos centavos para comprarme una golosina: una fruta o una galleta del panadero. Pero yo no necesito golosinas. Prefiero pagarle a Ud. para que estudie conmigo”.
El Rebe Najman se crio en un hogar de tzadikim, y su padre, Rabi Simja, tenía una extensa biblioteca con obras de Torá revelada y oculta. Con su amor por el estudio, Najman prosperó en este ambiente, llenándose de sabiduría del Tanaj, obras de la ley judía y libros más profundos. Una, en particular, era su gran favorita: el Reshit Jojmá, que es un libro que infunde temor al Cielo, Rebe Najman atestiguó: “¡He estudiado el Reshit Jojmá muchas más veces de las que puedo contar!”. Sus primeros estudios lo convirtieron en el tzadik que llegaría a ser.