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En busca de respuestas

Autor: Yossi Katz
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Estamos doloridos. Sufrimos. Tragedias por todas partes, tanto a nivel personal como a nivel global. ¿Cuándo va a terminar todo esto?

Estamos doloridos. Sufrimos. Tragedias por todas partes, tanto a nivel personal como a nivel global. ¿Cuándo va a terminar todo esto?

Al describir el mes de Tamuz, el Rebe Najman enseña: “Las iniciales de la frase Zijrú Torat Moshé (Recuerden la Torá de Moshé) (Malaji 3:22) forman la palabra Tamuz, sin la vav. Esto se debe a que en el mes de Tamuz debemos suscitar una conciencia plena a fin de rectificar el olvido. Porque fue entonces que surgió el olvido, cuando las Tablas de la Ley fueron rotas, en el mes de Tamuz. La letra hebrea vav representa las Tablas, que según la descripción medían 6 x 6 palmos. Y tal como enseñan nuestros Sabios, “Si las primeras Tablas no hubieran sido rotas, la Torá no se habría olvidado entre los judíos” (Eruvin 54ª; Likutey Moharán I, 217).

En el mes de Tamuz debemos suscitar una conciencia plena a fin de rectificar el olvido. Porque fue entonces que surgió el olvido, cuando las Tablas de la Ley fueron rotas, en el mes de Tamuz.

El Propio Dios grabó los Diez Mandamientos, la Torá que debía ser dada en Tamuz era de tan alto nivel espiritual que iba a quedar grabada en el corazón y la mente de cada persona por toda la eternidad. Si hubiéramos logrado esperar tan sólo un poquito más a que Moshé bajara de la montaña con las Tablas, habríamos recibido una Torá que nos habría conectado con Dios de un modo inquebrantable. Pero en lugar de eso, las Tablas se rompieron y el olvido llegó a nuestra nación.

Ahora nos sentimos lejos, nos sentimos distantes. Pasan cosas y nos falta la claridad necesaria para entenderlas. Todo esto forma parte de ese olvido. Es verdad que tenemos la Torá pero esta no siempre nos habla en forma clara; muchas veces nos cuesta encontrar las respuestas al estudiarla. Entonces ¿qué tenemos que hacer para conectarnos? ¿Cómo encaramos la tragedia y el dolor?

En la parashá Balak, Bilam nos describe como “un pueblo que habitará solo, y que no será contado junto a las demás naciones” (Números 23:9). La palabra “solo” en hebreo se dice “badad”, que comparte la misma raíz que la palabra “hitbodedut”. Bilam estaba revelando un método esencial para nuestra supervivencia y nuestro final triunfo: que debemos aislarnos y conversar con nuestro Creador.

Si bien muchos tzadikim se han referido a la importancia de la hitbodedut, el Rebe Najman fue el único que nos recomendó hablar con Dios como si Él fuera nuestro mejor amigo. Cuando un hijo habla con su padre, siempre siente un cierto nivel de reserva y reverencia. Pero no ocurre lo mismo cuando hablamos con un amigo del alma: ahí es cuando nos damos permiso para expresarnos sin reservas, transmitiendo nuestras emociones y nuestros pensamientos más profundos.

La manera de no sólo sobrevivir sino realmente vivir la vida es fortaleciéndonos en nuestra sesión de conversación privada con el Creador. Cada dolor que sentimos, cada carencia, puede transformarse en plegaria. Cada vivencia puede usarse como una oportunidad para acercarnos más. Es verdad que va a seguir habiendo ciertas cosas que tal vez nunca lleguemos a entender en la vida. Pero siempre podemos dirigirnos a Dios y compartir la carga con Él. Podemos entendernos mejor a nosotros mismos y alcanzar un nivel de claridad. Y también podemos llenar la vida de esperanza rezando por un futuro mejor.

Si tratamos de encontrar sentido y esperanza en los momentos difíciles, en vez de usarlos como una excusa para hacernos daño a nosotros mismos y para dañar nuestra relación con Dios y con las demás personas, entonces, tal como continúa diciendo Bilam, “¿Quién puede contar el polvo de Jacob?” (ibíd 23:19)- quién es capaz de estimar el valor de cada judío con cada paso que da para servir a Dios? Cada paso efectuará grandes e increíbles tikunim (rectificaciones) y proporcionará increíble najat (felicidad) a Hashem.

Ojalá seamos conscientes del olvido y la pena de este mes y por medio de nuestra hitbodedut construyamos una relación eterna con Dios. Amén

 

Basado en Likutey Halajot, Birjot HaShajar 5:85

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