Las luces de Jánuca tienen varias leyes bastante inusuales. No podemos obtener ningún beneficio de ellas (por ejemplo, no podemos leer a su luz) pero es una gran mitzvá simplemente contemplarlas.
Reb Noson explica que las luces de Jánuca aluden a la poderosa luz de las mitzvot que llena el hogar de cada judío. Con cada buena acción que llevamos a cabo, logramos acceder a la luz espiritual más elevada y forjar una conexión eterna con Di-s. Tenemos que contemplar esta luz con el ojo de la mente y saber valorarla.
Con cada buena acción que llevamos a cabo, logramos acceder a la luz espiritual más elevada y forjar una conexión eterna con Di-s.
No obstante, jamás debemos presumir de que la luz es nuestra por derecho. Tal como afirma el Midrash: “¿Quién puede fijar una mezuzá como Yo ordené hasta que no le proveí los medios para construir una casa? ¿Quién puede cumplir la mitzvá de brit milá antes de que Yo hice que la madre concibiera y diera a luz?”. Nosotros somos los receptores de la luz de las mitzvot, esta elevada luz de Jánuca, pero jamás debemos darla por sentado ni operar bajo la falsa creencia de que nos la hemos ganado. Esta iluminación es el regalo que Di-s nos dio por haber cumplido Sus preceptos, nada más.
Una plegaria:
Mi amado y generoso Rey: Te agradezco tanto por la iluminación de mis mitzvot al brillar en el candelabro de Jánuca. Por favor, que no dé por sentada Tu bondad al generar esta luz brillante. Ayúdame a apreciar el valor de cada mitzvá que he realizado sin caer en la trampa del ego. Ayúdame, para que mis mitzvot me traigan humildad.