¿Dónde está el tesoro?

Todos somos individuos únicos y especiales y cada uno de nosotros debe encontrar su propio camino

Una vez un hombre soñó que había un gran tesoro oculto bajo un puente en Viena. Entonces decidió viajar a Viena y se paró junto al puente tratando de pensar qué podía hacer. No se atrevió a buscar el tesoro de día para no despertar la sospecha de la gente.

Entonces pasó por allí un policía que le preguntó: “¿Qué está haciendo, acá parado y mirando alrededor?”. El hombre decidió que lo mejor sería contarle toda la historia y pedirle ayuda, con la esperanza de que el policía compartiera con él el tesoro. Y así fue como le contó toda la historia.

Entonces el policía le respondió: “¡Al judío le importa un sueño! Yo también tuve un sueño. Y yo también vi un tesoro en el sueño. Era en una pequeña casa, debajo del sótano”.

Al contar su sueño, el policía describió exactamente la casa de este hombre. Entonces este enseguida emprendió el viaje de regreso, entró a su casa, se puso a cavar debajo del sótano y encontró el tesoro. Y dijo: “Ahora sé que yo todo el tiempo tenía el tesoro. Pero, para poder encontrarlo, tuve que viajar a Viena” (Parábolas del Rebe Najman).

 

Entonces el policía le respondió: “¡Al judío le importa un sueño! Yo también tuve un sueño. Y yo también vi un tesoro en el sueño. Era en una pequeña casa, debajo del sótano”.

 

A mí siempre me encanta contar esta fascinante parábola, porque me doy cuenta de que realmente describe la naturaleza de nuestro pueblo. Cada uno de nosotros posee un increíble tesoro y muchas veces malinterpretamos este anhelo subconsciente de descubrir de una vez por todas nuestro tesoro. Nos confundimos, pensando que se trata de ganar mucho dinero, o de buscar grandes honores, pero él jamás desaparece. Y nos persigue hasta Viena.

Mientras estaba en Viena, el hombre estaba tan seguro de que iba a descubrir su tesoro que no se atrevió a buscarlo a plena luz del día. Y eso lo llevó a incluir al policía en su “equipo de búsqueda”. Pero el policía también había soñado un sueño: y en el sueño del policía, el tesoro del hombre estaba enterrado debajo de su propia casa.

El policía simboliza al tzadik. Nosotros llegamos al tzadik bastante perdidos, pensando que nos espera algo verdaderamente grandioso como resultado de algún emprendimiento apasionado que hemos iniciado. Sin embargo, el tzadik nos conoce bien, tal y cual somos, y nos enseña que, en realidad, nuestra neshamá (alma) está buscando su verdadero sentido y por eso nos envía de regreso a casa. Nuestro tesoro nos está esperando todo el tiempo debajo de nuestra casa. Muchas veces hace falta ir a la otra punta del mundo para darnos cuenta de que hemos pasado por alto la respuesta más obvia. La vida es un viaje pero al encontrar al tzadik, vamos a encaminarnos en la dirección correcta.

Está escrito en la Torá: “Pondrán estas palabras Mías en sus corazones” (Deuteronomio 11:18).

En hebreo, la palabra “ve-samtem” (pondrán) es similar a “sam” (poción). Nuestros Sabios interpretan esto en el sentido de que las palabras de la Torá tienen dos potenciales posibles: o bien como una poción de curación y vida, o bien como una poción de muerte (Yoma 72b). Ellos nos enseñan que incluso algo que es la fuente de la máxima espiritualidad puede ocasionar la muerte. ¡Esto es algo realmente impactante! La gente piensa que la Torá es la Torá y que solamente puede ayudar y nunca puede hacer daño. Pero no es verdad. A veces, algunas enseñanzas de la Torá pueden resultar dañinas. Un ejemplo es cuando uno estudia con la intención de encontrar las “gemas” de la Torá asociadas con la neshamá de otra persona.

El versículo nos dice que pongamos estas palabras en el corazón. Todos somos individuos únicos y especiales y cada uno de nosotros debe encontrar su propio camino y su propia y única interpretación y mensaje personal en la Torá. Cuando estudiamos con la guía del tzadik y seguimos sus consejos, podemos encontrar nuestro propio tesoro individual y nuestro propio entendimiento de la Torá.