Una de las armas que usa Amalek en su guerra con nosotros es esa sensación de resignarse y perder la esperanza. El espacio vacío que Hashem creó para que la existencia tomara forma da lugar a la posibilidad de que nos entren dudas en el corazón y esto, a su vez, puede dar lugar a la desesperanza.
Rebe Najman nos enseña que jamás debemos perder la esperanza, que jamás debemos desesperarnos. Al fin y al cabo, Hashem está a nuestro lado en cada desafío que enfrentamos, en cada cosa buena y en cada cosa “mala”. El espacio vacío, en el que el tiempo y lo material se vivencian como apenas una ilusión. En cierto sentido, Di-s se está ocultando tras el telón de la Creación pero nunca está lejos.
Rebe Najman nos enseña que jamás debemos perder la esperanza, que jamás debemos desesperarnos. Al fin y al cabo, Hashem está a nuestro lado en cada desafío que enfrentamos, en cada cosa buena y en cada cosa “mala”.
Lo que Amalek – la antigua serpiente─ trata de hacer es engañarnos para que creamos que el mundo es tal como lo vemos. Nos quiere hacer creer que Di-s creó el mundo, sí, pero no podemos encontrarlo (jas veshalom).
“No tienes necesidad de creer” nos dice la Mala Inclinación que tenemos dentro de nosotros mismos. “Estás solo en el mundo” y entonces las dudas nos entran en el corazón.
Pero no tenemos por qué escuchar esos pensamientos de desesperanza y desesperación que nos inyectan a la psiquis. Cada uno debe decir: “Yo soy el corazón del mundo”. Todo el universo está contenido dentro de Dios. Él no tiene espacio, porque todos los lugares son Su espacio y nosotros somos Su corazón, su acceso de luz y de verdad a este mundo, pues somos un pedazo del Creador oculto dentro de las capas de ilusión con el que fue creado este mundo.
Podemos anhelar liberarnos del arma de Amalek. Podemos empezar de nuevo incluso antes de que el sol salga por oriente – lo único que tenemos que hacer es abrir los ojos y tomar conciencia de que Di-s, el Infinito, siempre está allí.
Basado en LIkutey Halajot – Hiljot Tefilin)