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Cuando el cielo te sonríe

Autor: Davy Dombrowsky
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Un nombre no es “cualquier cosa”. El Maharal nos enseña que el nombre de algo o de alguien es su esencia

Debes saber que la Presencia Divina colma toda la tierra y no hay lugar que esté vacío de Su Presencia… Incluso si alguien tiene un negocio [lejos de su casa] con personas de distintas culturas, no puede excusarse diciendo: “En este lugar no puedo servir a Hashem, porque es un lugar demasiado oscuro y mundano”. En cada objeto físico y en todos los idiomas del mundo se puede encontrar Divinidad. Porque sin Su Divinidad, no existe la posibilidad de existencia. Lo que ocurre es que cuanto más bajo es un lugar, más oculta y más encubierta es Su Divinidad” (Lección 33 de Likutey Moharán).

En hebreo, la palabra “nombre”, shem, contiene las mismas letras que la palabra sham, “allí”. Esto significa que uno está allí donde está su nombre.

O sea que la Presencia de Hashem llena todo el mundo, ¿verdad? La pregunta es – ¿de qué manera saber eso nos ayuda cuando estamos estancados en esos lugares tan bajos? ¿Cómo podemos reconocer Su Presencia cuando nos sentimos como el demonio y pasamos por momentos tan difíciles?

Existen 12 permutaciones del Tetragramatón (el nombre de Hashem iud-kei-vav-kei). La permutación más simple y a la vez la más esencial, es, obviamente, iud-kei-vav-kei. El Arizal escribe que esta permutación es una sigla del versículo “Ismechu Ha-shamaim va-taguel ha-aretz” (Salmos 96:11) – “El Cielo se regocijará y la tierra se alegrará”.

Yo creo que, en el nivel más básico, la idea subyacente a esto es que el nombre de Dios, en su forma más simple, está representado por la alegría y el regocijo. Un nombre no es “cualquier cosa”. El Maharal nos enseña que el nombre de algo o de alguien es su esencia. En hebreo, la palabra “nombre”, shem, contiene las mismas letras que la palabra sham, “allí”. Esto significa que uno está allí donde está su nombre. Sea cual sea tu nombre, eso define quién eres y dónde estás. Este versículo está indicando que cuando nos referimos al nombre de Hashem de la manera más directa, nos estamos refiriendo a un estado de alegría y de regocijo.

¿Tal vez sea eso a lo que apunta el Rebe Najman? La presencia de Hashem está en todas partes, incluso en los lugares más bajos. Pero ¿de qué manera podemos recurrir a esta Divinidad estando en uno de esos lugares bajos? ¡Encontrando la alegría! Cuando logramos deshacernos de esos sentimientos sofocantes y encontrar algo con lo cual alegrarnos, incluso en algo que nos parece ser la situación más difícil que existe, entonces podemos encontrar Divinidad (o sea, alegría), pero eso es solamente porque está oculta. Realmente siempre está allí. El Cielo siempre nos sonríe.

 

Publicado originalmente en inglés en Ahalel Davar.

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