¿Cómo hacemos para no caer?

Sin límites claros, nos caemos… muy fuerte.

Uno se esfuerza por conectarse, por crecer, por llegar cada vez más alto en nuestro servicio del Todopoderoso. Y, aun así, este crecimiento trae aparejados grandes peligros. Apenas uno trata de crecer, su nuevo nivel lo pone en conflicto con su nivel anterior. Es como una persona que está parada sobre el techo de una casa que no tiene maaké (barandilla). Es precisamente en estos momentos tan elevados de devekut, de apego a Hashem, que uno corre el riesgo de caerse.

El Talmud enseña en el Tratado Brajot que “El que tiene daat, conciencia Divina, es como si hubiera construido el Beit HaMikdash”. Y es por eso que cuidar la daat es tan importante y tan necesario para nuestra conexión con el Todopoderoso. De allí la necesidad del maaké, de la barandilla: para evitar que uno caiga. Nuestra barandilla interna es parte de nuestra capacidad de retener la luz Divina a la que hemos accedido a través de nuestro crecimiento. Sin ella, no podríamos sostener la luz, y entonces eso produciría una caída en emuná, en la fe y la conexión con el Todopoderoso. Es precisamente a estas personas a las que Amalek logra convencer de que se alejen del Tzadik. El verdadero objetivo de Amalek es el Tzadik, pero como es incapaz de hacerle daño, lo que hace es tratar de convencer a los débiles de fe de que el Tzadik ya no está más.

¿De qué manera logramos atravesar todo esto y librarnos del Amalek que llevamos dentro? Conectándonos con los verdaderos tzadikim.

En realidad, estamos perdiendo la guerra. La oscuridad y la confusión parecerían ser imparables. Nuestra capacidad de establecer límites se ha visto obstaculizada por el ruido moderno que se va filtrando. Y sin límites claros, nos caemos… muy fuerte. Nuestra daat es verdad, pero cuando nos caemos, nuestra capacidad de discernir la verdad se vuelve confusa. Es por eso que se ha puesto tanto énfasis en evitar la caída del proverbial techo de nuestra mente.

Entonces ¿de qué manera logramos atravesar todo esto y librarnos del Amalek que llevamos dentro? Conectándonos con los verdaderos tzadikim. Ellos son nuestro maaké, la baranda que impide que caigamos. Los verdaderos tzadikim marcan el camino de la emuná delante de nosotros, iluminando el camino y dejando que nos elevamos tal como es nuestra necesidad.

 

Todos nos caemos. La prueba radica en saber que incluso cuando nos pasa eso, el Creador está con nosotros, impulsándonos a ponernos nuevamente de pie y empezar de nuevo.

 

Basado en Likutey Moharán 6; Likutey Halajot Hiljot Maaké VeShemirrat HaNefesh 1; Likutey Halajot Hiljot Shabat 5.9-10.